Tres personas siguen ingresadas en el hospital por problemas gastrointestinales relacionados con la contaminación del agua de boca de Villafranca de Ebro, atribuida al mal manejo de las llaves de paso de la depuradora local. A la mujer trasladada al centro sanitario el último domingo se añadió un varón el pasado lunes. Y esta madrugada ha sido trasladada al Royo Villanova una anciana de 91 años, A. R. U., que presenta un cuadro de fiebre, vómitos y diarrea, síntomas que podrían relacionarse con el brote de gastroenteritis que vive la población desde mediados de septiembre.

"Estamos preocupados", manifiesta este jueves un familiar de uno de los ingresados. "Esperemos que esto se pase pronto porque lo cierto es que una cosa así no crees que pueda suceder", añade.

La contaminación del agua de consumo humano de Villafranca de Ebro, que ha ocasionado en torno a 31 casos de gastroenteritis, tiene su origen en una negligencia en las tareas realizadas en la estación depuradora (EDAR). Un informe encargado por el Instituto Aragonés del Agua (IAA) concluye que el manejo erróneo de las llaves de paso provocó la conexión del agua tratada procedente de la red de servicios de la instalación con la red interior de agua potable, a lo que se sumó su envío a los conductos de abastecimiento municipal, coincidiendo con el funcionamiento del grupo de presión de la depuradora.

La preocupación es latente en muchos vecinos, como estos reunidos ayer en un velador de la plaza del pueblo. ÁNGEL DE CASTRO

Una vez conocido el informe, el IAA procederá a abrir un expediente administrativo interno de penalidades y se pedirán daños y perjuicios a la empresa concesionaria que gestiona la EDAR. Esto significa que la empresa que gestiona la planta deberá asumir todos los gastos derivados del problema: los análisis del agua, la limpieza de las tuberías y los costes de las bombas de agua de la DPZ y del agua tirada por los vecinos para limpiar la red de abastecimiento, entre otros. 

El Instituto Aragonés del Agua "sigue vigilante y preocupado por el problema y está en contacto constante con el Ayuntamiento de Villafranca de Ebro para solucionar el problema cuanto antes y con todas las garantías de seguridad", señala una fuente oficial.

Esta noche, y tras un bando que emitirá el consistorio, los vecinos de la localidad tendrán que dejar los grifos abiertos (desde medianoche hasta el mediodía) con el objetivo de que toda la red de abastecimiento de agua quede completamente limpia. 

Para mayor seguridad, el IAA también está trabajando con Salud Pública, que ha considerado oportuno aumentar el número de puntos de recogida de muestras y de parámetros para reestablecer el servicio con todas las garantías posibles.

Asimismo, el IAA "quiere trasmitir tranquilidad a todos los vecinos, porque los últimos análisis están saliendo dentro de los parámetros habituales (los de los días 25, 26 y 27 de septiembre ya eran correctos) y se prevé que el servicio pueda reestablecerse en los próximos días".

Botellas, bidones y depósitos

De momento, los 840 vecinos de Villafranca de Ebro han recurrido al agua embotellada y a los 11 bidones de 750 litros colocados en las calles por los bomberos de la Diputación de Zaragoza para poder hacer vida normal tras la contaminación de agua sucia que ha sufrido la red de distribución como consecuencia de un fallo en la depuradora, un problema que ha causado 31 casos de gastroenteritis.

Mientras tanto, se va a empezar a limpiar las tuberías, que a mediados de este mes de septiembre recibieron agua sin tratar procedente de la depuradora. Y la empresa Adiego Hermanos, a petición del Instituto Aragonés del Agua (IAA), realiza análisis para determinar el estado en que se encuentra el líquido que discurre por la red de distribución local.

"No nos podemos duchar", señala este miércoles una vecina en la plaza Mayor. "Llevamos así desde el 12 de septiembre", relata. "De pronto, el agua que salía por los grifos empezó a tener un sabor a barro ".

Por eso un grupo de vecinos acudió al ayuntamiento para averiguar qué ocurría y que se tomaran medidas, "pero no nos hicieron caso", agrega la residente.

Al parecer, el problema se produjo, en el curso de la limpieza de unas tuberías, cuando no se cerraron dos llaves de la depuradora, lo que hizo que el agua que llegaba sin tratar revocara hacia el núcleo urbano.

Un hombre llena una garrafa con el agua de un aljibe facilitado por la DPZ. ÁNGEL DE CASTRO

"Tan imprevisto como el covid"

Algunos vecinos critican a la alcaldesa, Volga Ramírez, por "no reaccionar a tiempo, nada más presentarse el problema". Sin embargo, la regidora subraya que se actuó desde que los análisis desvelaron que el agua no tenía la pureza requerida para el consumo y su uso higiénico y para cocinar.

"Al principio pensamos que la culpa la tenía que alguien había dejado la bomba de un pozo abierta, pues el agua tenía el sabor característico del manantial, sin tratar", explica.

"Esto ha sido como el covid, algo totalmente imprevisto", subraya Ramírez, que gobierna el municipio en las filas del PAR y es de origen cubano. "Los análisis del día 14 de septiembre señalaban que el agua estaba en buen estado, o sea que la contaminación es posterior", afirma.

De hecho, la voz de alarma se dio el 23 de septiembre a través de la aplicación del ayuntamiento y de los bandos que se difunden por altavoces colocados en las calles.

La entrada al pabellón polideportivo se ha convertido en el punto al que los vecinos acuden a buscar las garrafas de agua de cinco litros que llegan en palés.

Ahora el esfuerzo se centra en la limpieza íntegra de la red de distribución, para lo que los vecinos tienen que mantener abiertos todos los grifos al objeto de hacer salir toda el agua sucia retenida en las cañerías.

Un bombero de la DPZ rellena un depósito de agua en una calle de Villafranca de Ebro. ÁNGEL DE CASTRO

"La niña se puso con 38 grados y medio"

De los 30 vecinos que cayeron enfermos con problemas intestinales, alrededor de 12 siguen todavía sin curarse. Además otras dos personas enfermaron gravemente, una de ellas una octogenaria que se cayó, debilitada por los efectos de la gastroenteritis, y tuvo que ser ingresada.

Determinados vecinos miran al consistorio en busca de responsables. Pero Volga Ramírez cree que la culpa puede estar en la gestión de la depuradora, no en la de la red de distribución, por lo que ha anunciado que "pedirá responsabilidades".

Los vecinos, mientras tanto, toman precauciones para no caer enfermos Al parecer, la mayor parte de los casos de gastroenteritis se registran en la parte del pueblo más cercana al Ebro, en el entorno de la calle Ramón y Cajal y la plaza de España.

Pero Pablo, que reside en el otro extremo de la localidad, cerca de la N-2, dice que ha tenido que llevar a su hija de dos años y medio a una clínica donde le han diagnosticado virosis, "si bien no han establecido un vínculo con el consumo de agua". "Se puso enferma ayer, tenía mucha fiebre, 38 grados y medio, y decidimos ir al médico", explica este residente. "En casa de unos parientes, han tenido diarrea y vómitos todos los miembros de la familia", continúa Pablo.

El último caso corresponde a una mujer de 91 años, que ya se encuentra ingresada en el hospital Royo Villanova de Zaragoza.

Pablo, con su hija, en la calle Ramón y Cajal, una de las más afectadas por el brote. ÁNGEL DE CASTRO