La comunidad china de Zaragoza, compuesta por más de 8.000 personas, ha celebrado la llegada del Año Nuevo de su cultura milenaria. «Estamos en el mismo año que el resto del mundo, en 2022, solo que nosotros celebramos su llegada un mes más tarde», explica Xiaoquan Cai, que regenta una tienda de ropa y complementos en el paseo de Teruel de la capital aragonesa.

Xiaoquan y los miembros de su familia se reunieron el 31 de enero para celebrar su Noche Vieja, en torno a una mesa repleta de manjares al estilo de su país, pues en la República Popular el acontecimiento del cambio de año va acompañado de ágapes que se toman con los seres queridos.

Y esa ha sido la tónica de este año, dado que no ha habido un festival especial, como se hacía otros años en la Sala Multiusos, señalan en la Asociación Sociocultural Aragón-China. Y también se ha descartado el habitual desfile de la plaza del Pilar.

«A raíz de la expansión de la pandemia de coronavirus, ya a comienzos de 2020, se decidió no hacer conmemoraciones oficiales, por razones sanitarias», explica Liu Yu, que lleva en Aragón más de 20 años y es dueña de un afamado restaurante en Zaragoza.

El año del tigre

«Cuando llegan estas fechas, siempre me pongo nostálgica, pues aunque llevo muchos años sin volver a mi tierra, aquel ambiente de fiesta no se te va nunca de la cabeza», agrega.

«Todas las familias salen a los balcones y a las terrazas y organizan sus propios fuegos artificiales», agrega Yu, que indica que también es costumbre, en estas fechas, ir a ver a los amigos y visitar las tumbas de los antepasados.

Cada año está presidido por un animal distinto y esta vez le corresponde al tigre. «Representa la fuerza», subraya Xiaoquan, que manifiesta que el animal en cuestión marca en cierto modo el signo de los 12 meses siguientes. Así, los años que empiezan bajo el signo del cerdo de oro son los que prometen ser más prósperos.

En teoría, el Año Nuevo genera una gran cantidad de viajes para reunirse con los familiares en el otro extremo del mundo. Pero este año no va a ser así. La comunidad china en Zaragoza ha sentido la crisis al igual que el resto de la sociedad española. Y, además, los vuelos se han encarecido más allá de lo que pueden permitirse los comerciantes y hosteleros del país oriental que viven en la capital aragonesa.

Viajes a un precio prohibitivo

«El viaje de ida y vuelta a China cuesta ahora 6.000 euros», dice Xiaoquan, escandalizado. «En otras épocas del año, el precio es inferior a los mil euros», precisa.

Además, el coronavirus ha castigado severamente a quienes tienen una puerta abierta al público. «Hay menos dinero», dice Xiaoquan. «La gente no viene como antes y, por si fuera poco, ha subido mucho el precio de la calefacción y de la luz», añade, señalando los focos que iluminan su establecimiento.

De todas formas, no todos los chinos viven la tradición de la misma forma. «Yo celebro el año nuevo el 1 de enero», afirma la dueña del bar Cortez, en la calle Hernán Cortés, esquina con Benito Pérez Galdós, un local de hostelería que siempre está animado y que tiene un porche que permite consumir en el exterior.

Su actitud revela que se ha producido un cierto cambio de costumbres en la comunidad china que reside en Zaragoza. «Los ciudadanos chinos empezaron a llegar aquí en mayor número hace 30 años, aproximadamente», señalan en la Asociación Sociocultural China-España.

Los chinos, como los españoles, reciben el Año Nuevo con una mesa bien surtida de manjares. SERVICIO ESPECIAL

El esperado sobre rojo

«Ahora ya hay chinos de segunda generación y además se ha asistido a una diversificación de sus actividades, que va más allá del comercio y la hostelería», comenta la citada fuente.

Lo que suele suceder es que las familias chinas celebren el año nuevo dos veces, al modo occidental primero y, a continuación, según manda el canon oriental.

«No podríamos olvidarnos del nuevo año chino ni aunque quisiéramos», afirma Susy, que tiene una tienda de ropa en Zaragoza. «Cuando llegan estos días nuestros familiares y amigos que viven allá empiezan a enviarnos mensajes de felicitación y a desearnos feliz año nuevo», señala. Y las videollamadas son tan numerosas que saturan la red de telefonía móvil.

Explica que la fiesta del año nuevo chino reviste muchas formas y cambia de una región a otra. Pero hay costumbres que son comunes a todas ellas, como el sobre rojo con dinero que los adultos entregan a los niños y a otros miembros de la familia «para que lo ahorren o lo gasten en lo que quieran».

En otros sitios, se camufla una moneda en la comida, por ejemplo en una empanadilla, lo que equivale a la sorpresa que en España esconden los pasteleros en los roscones de Reyes.