La vicealcaldesa de Zaragoza, Sara Fernández, desveló este lunes las placas que se han colocado en las calles Agustina Simón (entre la plaza Aragón y el paseo Constitución) y Pedro Lázaro (en el barrio de La Jota) para «resignificar» sus denominaciones en cumplimiento, afirmó el consistorio, de la ley de Memoria Democrática de Aragón. Sin embargo, los textos que acompañan ahora a los carteles originales no han tardado en recibir las primeras críticas puesto que no mencionan nada sobre el por qué se pusieron ambos nombres en el callejero.
Agustina Simón fue una enfermera comprometida con el ideario de los carlistas y que auxilió a los requetés que pasaron por Zaragoza. También estuvo en Belchite, donde auxilió a las tropas sublevadas contra el Gobierno de la República. Tras ser arrestada fue fusilada. Sin embargo, en la placa que ahora se ha colocado en la calle a la que da nombre, solo se menciona su «vocación humanitaria y en ejercicio de su piadosa labor de auxilio sanitario y consuelo anímico a las personas heridas en una terrible guerra entre españoles que no debe repetirse jamás».
El texto ha sido elaborado por el catedrático de Historia Antigua Guillermo Fatás y, según defiende el consistorio en una nota de prensa, obedece a los requerimientos del Gobierno de Aragón, que es quien debe velar por el cumplimiento de la ley de Memoria Democrática. En uno de estos informes, afirma el ayuntamiento, la Dirección General de Patrimonio de la DGA establecía que se resignificara el nombre de la calle «con una placa con una inscripción que lamente la pérdida de toda una generación de jóvenes sacrificada en una guerra civil, que abogue por la paz y exprese la repulsa a toda confrontación bélica».
Sin embargo, en un informe previo, fechado el 25 de febrero de 2020, desde la dirección general de Patrimonio se requería el cambio de nombre de la calle Agustina Simón «por otra denominación más adecuada con arreglo a la legalidad constitucional vigente» y en cumplimiento de la propia ley de Memoria Democrática.
En ese mismo documento la dirección general recuerda que las administraciones deberán adoptar «las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias placas y otros objetos o menciones conmemorativas [...] si la distinción concedida supone una forma de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la guerra civil y de la represión de la dictadura del régimen franquista». Previamente, indica el texto que Agustina Simón «se mantuvo firme en sus ideas, diciendo que era carlista de toda la vida y que había ido al frente porque allí estaban sus hermanos».
El cambio de nombre de Gonzalo Calamita y Allué Salvador, en el aire
En el caso de Pedro Lázaro, el texto de la placa colocada en su calle tampoco recuerda del lado que combatió este joven, que fue el primer muchacho que murió en el combate del barrio de La Jota. Y si bien no está acreditada su alineación con el ideario franquista, no se refiere el memorial al motivo por el que se le concedió una calle.
Ambas cuestiones han suscitado ya las críticas de algunas formaciones, como ZeC, y de la Fundación 14 de Abril, que consideró que ambas placas «blanquean el franquismo» al hablar de «una terrible guerra entre españoles» pasando por alto quién se sublevó contra el gobierno legítimo en aquel momento y quién, por tanto, inició la contienda. Tampoco se hace referencia alguna a la represión en la posguerra ni a los crímenes del franquismo.
Por otro lado, queda pendiente la decisión de si retirar del callejero los nombres de Gonzalo Calamita y Miguel Allué Salvador. Según la vicealcaldesa, el ayuntamiento todavía no ha recibido la información solicitada a la DGA para tomar una media u otra
