A Jorge Azcón no le gusta el barrio de San José para construir la nueva Romareda. No es que la descarte, o al menos eso dice, sino que «personalmente» es la opción que «menos le gusta» porque considera que el nuevo campo debería ubicarse en la «ciudad consolidada».
El alcalde ha dicho en más de una ocasión que tiene muy claro dónde debería construirse el estadio, aunque no da pistas de cuál es ese terreno. Prefiere esperar a que los grupos de la oposición se mojen el próximo 26 de abril, día en el que deberán (o no) trasladar las tres ubicaciones de las 12 propuestas por los técnicos que, a su juicio, serían las idóneas.
«Estoy dispuesto a negociar y a pactar, pero es verdad que San José no está entre mis preferencias», ha afirmado este lunes el primer edil. Esta sería la operación más costosa y la urbanización del terreno se elevaría hasta 14,9 millones. Un suelo «urbanizable no delimitado sin plan parcial ni convenio» ubicado entre la prolongación de la avenida Tenor Fleta, en el lado exterior de la Ronda Hispanidad que exigiría de un planeamiento, tiempo y dinero.
Según el primer edil, la nueva Romareda tiene que estar en la ciudad consolidada «donde los vecinos van a poder disfrutar de ese campo». «Es más atractivo que irnos a ubicaciones como San José», matizó. Si el problema es la lejanía (cuestión subjetiva), podrían descartarse otras alternativas propuestas por los técnicos municipales, como Plaza, Arcosur o Parque Venecia, donde el terreno se encuentra en la zona más próxima al centro comercial.
Entre los emplazamientos propuestos, que se encuentran en la ciudad consolidada y cuya tramitación sería relativamente sencilla o, al menos, algo menos laboriosa, destaca el Párking Norte de la Expo. Unos terrenos que son del Gobierno de Aragón y cuyos costes de urbanización se elevarían hasta los 11,4 millones. En este caso, la modificación del planeamiento «sería sencilla», «no requeriría de convenios con particulares», no serían necesarias obras importantes de urbanización»; y la construcción del campo sería «relativamente sencilla». Eso sí, siempre que Javier Lambán autorizara el proyecto.
Sobre la mesa está la posibilidad de que el estadio se quede donde está y construir uno nuevo. «Es muy probable que sea la solución mejor valorada por los zaragozanos», decían en su informe los técnicos, aunque el campo debería mantenerse en uso durante las obras, lo que implicará una mayor complejidad en su ejecución. Unos suelos que tienen un valor superior a los 60 millones de euros con los que se podría financiar parte del nuevo estadio.
