ZARAGOZEANDO

La cota cero gana terreno en el Casco Histórico a costa de la uniformidad estética

Las calzadas se están elevando al mismo nivel que las aceras en muchas calles, pero cada obra que se hace se acomete de una manera diferente

La calle Torre Nueva, sin la cota cero, y la calle Méndez Núñez, al fondo, con la cota cero.

La calle Torre Nueva, sin la cota cero, y la calle Méndez Núñez, al fondo, con la cota cero. / ÁNGEL DE CASTRO

Iván Trigo

Iván Trigo

Crear un eje semipeatonal que vaya desde La Aljafería hasta la plaza del Pilar. Esa es la intención del Ayuntamiento de Zaragoza por la que reformará la calle Manifestación, dotándole de una estética similar a la de la calle Predicadores. Y es que en los últimos años, el Casco Histórico de la capital aragonesa está sufriendo una transformación que comenzó con las obras en la calle Don Jaime I en el mandato anterior, cuando se elevó la calzada para situarla a cota cero, es decir, a la misma altura que las aceras.

El objetivo de este tipo de actuaciones es dotar de más espacio al peatón y calmar el tráfico, convirtiendo los espacios en más agradables. Aunque no se consigue siempre, puesto que a pie de calle es simple comprobar que no todos los conductores respetan los límites de velocidad, haya cota cero o no. En Predicadores, ahora, por ejemplo, solo se puede circular a 20 kilómetros por hora y los viandantes tienen prioridad sobre los coches. Pero no cuesta detectar infractores.

Pero más allá de las irregularidades de algunos, la cota cero ha ido ganando terreno en las calles del Casco. En varios de los ejes principales de la antigua ciudad romana está ya instaurado: además de en Don Jaime I, está ya en Espoz y Mina y en Méndez Núñez, por mencionar las más transitadas. No obstante, todavía falta mucho terreno por conquistar a la cota cero.

La cota cero gana terreno a costa de la uniformidad

La cota cero gana terreno a costa de la uniformidad

En la calle Fuenclara, por ejemplo, solo hay media calle elevada. El resto sigue en desnivel con respecto a las aceras. Esta es también una de las pocas vías de Zaragoza en las que resisten los adoquines, que están siendo desterrados de las calles de la ciudad por difícil mantenimiento y por las molestias que generan tanto a los conductores como a los vecinos, debido al ruido que provocan los vehículos al circular.

En la calle Mayor tampoco está implantada la cota cero y, por el momento, nadie ha hecho mención de reformar esta céntrica calle, antiguo decúmano romano de la ciudad pero que cuenta con unas aceras más bien estrechas.

La cota cero gana terreno a costa de la uniformidad

La cota cero gana terreno a costa de la uniformidad

La calle Torre Nueva, donde también sobreviven los adoquines, no tiene cota cero, pese a que recientemente, en la zona transitable para los coches de Méndez Núñez, su continuación, sí que se rellenó la calzada con una mezcla de asfalto y piedrecitas rojas y blancas con las que se ha situado la calzada al mismo nivel que las aceras.

Tampoco en la calle San Jorge la calzada está elevada, una vía en la que los paseantes también sufren por las aceras estrechas, que no permiten casi ni pasear a una pareja de la mano. O se va en fila india o no se cabe. No obstante, una parte de la calle San Jorge sí que se prevé elevar próximamente: será cuando se reforme la plaza San Pedro Nolasco. La calzada que hace de perímetro estará a cota cero cuando esté acabada la obra.

Otras que faltan

Faltan también otras tantas como San Andrés y Refugio, en las que los peatones tampoco gozan de mucho espacio para caminar. Aquellos que odien tener que aminorar el paso porque los de delante no se apartan, que traten de evitar estas vías.

No obstante, los avances han sido notables. En breves se pondrá a cota cero la calle Manifestación, pero Espoz y Mina también está ya elevada de punta a punta.

Pero conforme avanza la cota cero, avanza también la disparidad estética, ya que cada calle del Casco Histórico parece haber sido diseñada por un urbanista diferente. Un paseo por Méndez Núñez lo demuestra: al entrar por Don Jaime I el suelo es rojo por el centro y de piedra color arena en los lados. Pero la primera calle con la que se encuentra, la de Santa Cruz, las losas claras se convierten en adoquines negros. Un poco más adelante, el color vuelve a cambiar: en la calle de las Vírgenes el suelo es de adoquines rojos, muy extendidos por otras vías del centro.

En Espoz y Mina, por ejemplo, la cota cero se logró rellenando la calzada con adoquines negros también, pero en Santa Isabel son losas grises grandes, como en Don Jaime I, si bien en esta última calle, el antiguo cardo romano, hay bastantes piezas de la calzada que ya lucen rotas o desgastadas. La transformación del Casco Histórico sigue adelante. Ahora invita más a pasear. Pero por la uniformidad estética quizá jamás será reconocido.

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