'ZARAGOZEANDO'

Salamero: opiniones sobre una plaza a la que habrá que acostumbrarse

La plaza Salamero, inaugurada sin acabar, sigue resultando extraña a la mayoría que la visita

Conchita fotografía por primera vez la plaza Salamero.

Conchita fotografía por primera vez la plaza Salamero. / EL PERIÓDICO

Iván Trigo

Iván Trigo

Cien días de gracia se le dan a los Gobiernos antes de la primera evaluación, pero con las plazas no se es tan benévolo. A penas han pasado dos semanas desde que los políticos inaugurara la plaza Salamero de Zaragoza tras tres años de unas obras que, por otro lado, no han terminado todavía. Y en este tiempo las redes se han llenado de opiniones a favor del nuevo espacio y también en contra. ¿Gusta o no gusta entonces?

La respuesta más habitual de los ciudadanos una vez se les pregunta es torcer el gesto y poner cara de 'no sé qué decir'. «Es la primera vez que la veo. Es... No lo sé. ¿Original? Es diferente. No se parece a otras plazas, pero bueno», decía el viernes Conchita, una vecina de la ciudad, en su primera visita al lugar. Acto seguido sacaba su móvil para hacer unas fotos y enviárselas a sus conocidos aún con la expresión algo contrariada al no encontrar una respuesta.

Otros vecinos lo tienen más claro. «Es feísima. Y ya no por lo verde o no verde. Los árboles crecerán, pero creo que no es un lugar que fomente el encuentro. Además es que la plaza está aún sin acabar y eso no salió en las fotos de la inauguración, eh», respondía Pablo, un joven con que usó un intencionado tono inquisidor hacia este periodista por no contar la verdad de la plaza: que se sigue trabajando para acabar las obras. Sirva esto como redención.

Entre las críticas más habituales que se leyeron por las redes estaba el «exceso de asfalto» en comparación con los parterres con césped que antes poblaban la plaza. Ahora también hay parterres, y objetivamente –para el subjetivo gusto del que los mira– más bonitos que los anteriores. Pero hierba no hay: hay plantas de pequeño porte entre las cuales se puede ver la tierra marrón. Eso sí, ahora Salamero es más accesible. Todo está al mismo nivel y ya no hay escalones ni recovecos.

Para dar sombra, ante la falta de árboles de gran porte, se han colocado unas estructuras metálicas con cabos por las que ya comienzan a crecer plantas enredaderas y lindas florecitas que huelen a primavera. ¿Será suficiente para salvar el calor del verano?

Las enredaderas comienzan a crecer, pero no siempre garantizan la sombra.

Las enredaderas comienzan a crecer, pero no siempre garantizan la sombra. / EL PERIÓDICO

«Que no digan bobadas. En Zaragoza en agosto no se puede estar ni en el parque Grande, y mira que hay árboles. Ese no es el problema de la plaza, es que hay como muchas cosas y no están ordenadas. Ahora en abril es un sitio agradable, sí, pero no sé si diría que bonito. Será que es moderno y no lo entiendo, como me pasa con muchas cosas. Pero bueno, como plaza cumple», reía Jesús Hernández, un jubilado que también se acercó por primera vez esta semana para cotillear el resultado.

Eso sí, bonita o fea, dura o blanca, calurosa o fresca, el final del grueso de la reforma ha supuesto un alivio enorme a los comerciantes de la zona. «Imagínate lo que han sido 38 meses así. Con ruido, polvo, suciedad... y lo lento que ha sido. Las ventas han bajado un montón y ahora se ve más movimiento pero aún no vendemos más. Tardaremos unos meses en recuperarnos», cuenta Luis Fernando Fernández, de la tienda Comercial Algodonera, un negocio que lleva 67 años abierto y por el que han pasado ya tres generaciones.

Al lado está el restaurante S13, que directamente ha permanecido cerrado durante los tres años de obras. «La nueva plaza es extraña, pero trae vida que es lo que necesitamos para recuperar lo que no se ha ganado», dice una de las camareras.