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El Parque Deportivo Ebro sigue abriendo nuevos espacios para dejar atrás la nostalgia

El deporte milenario que está de moda en la ciudad

Las sedes de la casa común de Zaragoza: la historia de los edificios que han albergado el ayuntamiento

Entrada del Parque Deportivo Ebro, situado en la salida de Zaragoza por la AP-68, detrás de la urbanización de Torres de San Lamberto.

Entrada del Parque Deportivo Ebro, situado en la salida de Zaragoza por la AP-68, detrás de la urbanización de Torres de San Lamberto. / ANDREEA VORNICU

Iván Trigo

Iván Trigo

Fue en los años 70 uno de los centros recreativos más importantes de Zaragoza. Sus piscinas se llenaban de miles de bañistas. El Parque Deportivo Ebro transformó los veranos zaragozanos, pero cuando comenzaron a construirse centros deportivos en los barrios de la ciudad comenzó su decadencia. El 31 de diciembre de 2012 cerró sus puertas y ahora la Fundación Educación Salud y Deporte en Aragón trata de reflotar y sacar adelante unas instalaciones que disponen de más de 140.000 metros cuadrados. «Aquí hay metros por castigo», dice el director general de la gestora, Guillermo Kleingries. Hoy no hay piscinas, pero sí que hay otros muchos equipamientos deportivos de primer nivel como la única pista de hockey hierba de Aragón, pistas de pádel, paintball y mil cosas más.

Pero la historia reciente de este recinto ha estado marcada por la mala suerte. Después de cerrar el Parque Deportivo Ebro, el Gobierno de Aragón, propietario de las instalaciones, realizó un concurso para ceder su gestión. El primero quedó desierto. Nadie quiso hacerse cargo de semejante inversión. Volvió a sacar entonces otra licitación y la Fundación Educación, Salud y Deporte en Aragón (ESDA) presentó la única oferta para explotar el lugar durante 35 años.

El 28 febrero de 2015 se hizo efectiva la concesión y la fundación recibió las llaves del Parque Deportivo Ebro. Dos días después una riada anegó completamente las instalaciones, causando daños importantes en la red de abastecimiento de agua y el cableado eléctrico. Los inversores que llegaron de la mano de la fundación huyeron. «Estuvimos cerrados dos años hasta que cobramos la indemnización del seguro», recuerda Kleingries.

El recinto llegó a tener 7 piscinas y ahora están cerradas.

El recinto llegó a tener 7 piscinas y ahora están cerradas. / ANDREEA VORNICU

Hoy en día, de las siete piscinas con las que contaba el Parque no queda ni una abierta. Dejaron de usarse hace más de una década. En el pasado apenas se invirtió en su mantenimiento ni renovación, por lo que quedaron obsoletas y el agua se salía por las grietas.

El plan inicial de la Fundación ESDA era recuperarlas, sobre todo la piscina cubierta, que era la única de carácter público en la comunidad con medidas olímpicas. Pero la huida de los inversores obligó a cambiar los planes. «La idea era hacerlo todo en tres años, pero las cosas no salieron como esperábamos. Ahora buscamos generar dinero para poder reinvertirlo en las instalaciones», cuenta Kleingries. A día de hoy, el 65% de la superficie del parque está en uso.

Una oferta interminable

Por trabajo e ideas problema no ha sido. Hoy, en este macrorrecinto de 14 hectáreas, hay un sinfín de ofertas de ocio. Hay zonas que gestiona la propia fundación, como son los campos de fútbol, que se pueden alquilar cuando no están ocupados por los equipos federados, y el restaurante. El resto lo gestionan terceros.

Nada más entrar está la zona de paintball. Y al lado están construyendo ahora una «villa medieval», con ermita y cementerio incluidos, que servirá para que los más pequeños aprendan oficios del pasado. Además, el parque cuenta con una zona de adiestramiento canino; otra de teatro al aire libre (que nació de la necesidad de crear espacios abiertos para la cultura durante la pandemia); un área para conciertos donde han actuado recientemente desde Mikel Erentxun hasta David Civera; dos campos de fútbol 11 (donde juega el Racing Club Zaragoza) y uno de fútbol 7; otro de hockey hierba; cuatro pistas de voley playa y otras tres de voley cubiertas; una sala (o box) de crossfit; cinco pistas de pádel cubiertas y tres al aire libre; un tatami para aikido; y un espacio de ludoteca a cierlo abierto con todo tipo de juegos para que los más pequeños se entretengan y aprendan jugando. «Al final tenemos que tirar de ingenio para buscar actividades que consigan atraer a gente no solo el fin de semana», explica Kleingries.

El parque tiene un espacio abierto para actuaciones teatrales.

El parque tiene un espacio abierto para actuaciones teatrales. / ANDREEA VORNICU

El director general de la Fundación ESDA calcula que en los últimos años se han invertido casi 4 millones de euros en el recinto entre los recursos propios y los de terceros. Hay 30 trabajadores en el Parque Deportivo Ebro.

Después de la riada de 2015, los primeros esfuerzos presupuestarios se fueron a arreglar el sistema eléctrico y las tuberías. «Son cosas que no se ven pero que son necesarias, claro». Kleingries reconoce que el aspecto general del recinto no es el mejor. «Pero solo podemos invertir en aquello que nos genera un retorno. Las pistas las alquilamos y sacamos dinero. Obviamente me gustaría que las baldosas no estuvieran así y que todo pareciera más cuidado, pero no nos da», lamenta.

Las pistas de voley-playa son de reciente creación.

Las pistas de voley-playa son de reciente creación. / ANDREEA VORNICU

Desde la fundación piden más colaboración de las instituciones. Y falta una cosa fundamental: conexión en transporte público. Al recinto acuden muchos menores a entrenar que no disponen de coches y un bus solucionaría el problema. Desde su reapertura, el Parque Deportivo Ebro registra unos 600.000 usos al año.

En el futuro, la intención de los gestores sigue siendo recuperar todo el recinto. Pero el momento actual sigue siendo complicado. El alza de los precios tras la pandemia ha reducido los márgenes en la hostelería, uno de sus principales ingresos. Pero siguen empujando. Ahora, que en Zaragoza en ayuntamiento plantea la construcción de una Ciudad del Deporte, Kleingries opina que ambos espacios serán compatibles: «Nosotros somos un servicio público. Si no estuviéramos, hay deportes que habrían desaparecido en Aragón, como el hockey hierba».