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Los taxistas de Zaragoza alertan del aumento de las agresiones y estafas

Reducen los servicios nocturnos por el incremento de la peligrosidad

Cada semana se celebran dos juicios de media por el impago de la carrera 

Alrededor de 500 coches tienen instaladas cámaras de videovigilancia.

Alrededor de 500 coches tienen instaladas cámaras de videovigilancia. / EL PERIÓDICO

Carlota Gomar

Carlota Gomar

Los taxistas de Zaragoza han comenzado a seleccionar a sus clientes durante los servicios nocturnos. El aumento de las agresiones sufridas y estafas desde el desconfinamiento, principalmente por la noche, además de los problemas que les ocasiona transportar a clientes ebrios ha provocado que el número de vehículos disponibles durante la madrugada sea menor del habitual.

«Desde la pandemia han aumentando las agresiones a taxistas. Hablamos de que se judicializan entre 10 y 20 al año, eso antes no pasaba», asegura el abogado de la Asociación Provincial de Auto-Taxi de Zaragoza, Marco Navarro. La última se produjo el pasado 23 de septiembre, cuando una mujer vomitó en un taxi y su acompañante le propinó una paliza al taxista provocándole un traumatismo en el rostro y una contusión en la mano.

También han aumentado las estafas, que superan el centenar al año. «Cada semana tenemos dos juicios con un usuario que se negó a pagar», explica Navarro, que asegura que es el principal problema al que se enfrentan ahora los taxistas. «Muchos te engañan diciéndote que te han hecho una transferencia o un Bizum, y hasta te envían una imagen con el cargo, que luego no existe», añade.

El coste de las borracheras de los clientes

Pero lo que más preocupa entre los conductores es el aumento de la peligrosidad, las amenazas y las agresiones. «La sensación de inseguridad a ciertas horas ha provocado que algunos conductores que presentan servicio por la noche se retire antes a su casa para evitar ciertas situaciones incómodas», admite el presidente de la Asociación Provincial de Auto-Taxi, Miguel Ángel Perdiguero, que confirma que a partir de las 3 de la mañana se reduce la flota. «Pero hay servicios para atender la demanda», recalca.

A las estafas y al miedo se suma otro factor: los vómitos. «Es un problema porque los viajeros ebrios se concentran entre el viernes y el sábado por la noche, lo que te obliga a parar el coche hasta el lunes y llevarlo a una empresa de limpieza especializada que desinfecte los asientos, limpie la tapicería y consiga reducir el olor, que no es sencillo», comenta. La ley autonómica del taxi contempla sanciones para aquellos que incumplen las normas. «Nosotros llevamos bolsas en los coches, pero por si vomita un niño pequeño o un enfermo, que en ese caso no decimos nada, pero no una persona que se ha pasado con las copas», añade Perdiguero, que celebra que al menos ahora la normativa les protege.

Alrededor de 500 coches tienen instaladas cámaras de videovigilancia

«Una infracción leve varía de los 100 a los 400 euros», explica Perdiguero, los que debería pagar el usuario por ensuciar el vehículo. «Tramitamos todas las multas por la vía jurídica y administrativa», añade el presentante de los taxistas, que admite que hay ocasiones en las que se llega a un acuerdo con el viajero.

Por ejemplo, limpiar la tapicería del coche cuesta unos 186 euros, a los que se suman las carreras o viajes que deja de realizar el taxista durante los días que está el coche parado.

Más de 200 € por la licencia de la cámara

Muchos conductores llevan cámaras de videovigilancia en sus vehículos que graban tanto el exterior como el interior, cuyas imágenes (nunca el sonido) quedan registradas. Se trata de una medida preventiva y disuasoria que empezó a popularizarse en Zaragoza en 2018, cuando el ayuntamiento concedió las primeras licencias, y que vino a sustituir a las mamparas que separaban la parte trasera de la delantera. Ahora, alrededor de 500 conductores las llevan, cerca del 30% de la flota.

Con las grabaciones se puede identificar claramente a los pasajeros así que los conductores tienen que cumplir «escrupulosamente» con la Ley de Protección de Datos, por lo que tienen que solicitar una licencia «individualizada» al ayuntamiento, por la que se paga entre «200 y 300 euros», además del coste de la cámara, que deberá grabar de forma continuada durante 24 horas.

El sistema dispone de dos pequeños dispositivos que se instalan en el techo del coche y tienen una apariencia similar a la de una webcam. Uno para enfocar al conductor y al copiloto y otro para recoger la imagen de la zona de los asientos traseros.