Lleno del Rastrillo Ozanam en su primer día de apertura

Desde artículos deportivos hasta muebles, pintura y vestidos regionales en una edición cuya recaudación será destinada al alquiler social

Primer día del Rastrillo Ozanam

Jaime Galindo

Inma Marín Soriano

Inma Marín Soriano

Pintura, muebles, hogar, ropa, mercería, zapatos, juguetes, deportes y así hasta 25 tipos de stands llenan la sala multiusos del Auditorio de Zaragoza en la trigésimo sexta edición del Rastrillo Ozanam. En su primer día de apertura, cientos de personas se han acercado para ser los primeros en comprar por una buena causa.

"El primer día por la mañana, viene mucha gente a mirar y va viendo lo que le puede interesar para volver y comprarlo otro día", asegura Isabel Fernández desde el stand donde venden ropa de baturro que confeccionan ellas mismas. "Los trajes están elaborados por nosotras, los hacemos durante todo el año, dos días por semana vamos a un taller de la Fundación", comenta Isabel. De ropa también, pero de segunda mano, es el stand de las oportunidades donde los abrigos de visón están triunfando. Además se pueden encontrar prendas de marca, trajes de hombre y un sinfín de retales.

En el puesto deportivo, María Pilar Solano acaba de completar una venta de una bicicleta de segunda mano. "Es una bicicleta antigua y para reformarla y andar por ahí sin hacer un uso muy intensivo está muy bien. Tendré que cambiar los frenos y ajustar las sirgas pero por 50 euros merece la pena", explica David, el comprador de esta pieza vintage.

Y entre maletas, juguetes y zapatos se encuentra la alcoba de la abuela, un puesto donde se pueden encontrar muebles antiguos, lámparas, armarios y cuadros en muy buen estado. Justo al lado de este stand, un hombre intenta regatear por una blackberry, pero bien podría haberlo hecho por unos altavoces, un ebook, unos cascos, cassettes y hasta una guitarra eléctrica o española.

Y entre los pasillos del rastro también hay un puesto de muebles nuevos con modernos sillones, mesas, sillas, armarios y demás mobiliario para decorar la casa. Justo a su izquierda está el puesto dedicado a la pintura con obras y fotografías enmarcadas para todos los gustos, desde paisajes montañosos hasta playas pasando por bodegones, pintura impresionista y dibujos abstractos.

Y entre puesto y puesto es posible que entre un poco de hambre y para ello se puede encontrar desde comida salada como croquetas o empanadillas y dulce como rosquillas fritas, merengues, palmeras de chocolate. "El producto es de buena calidad y se hornea cada día", dice Charo Bartolomé. "Los más jóvenes se llevan las rosquillas fritas caseras y todo lo que tenga chocolate, la gente mayor prefiere los hojaldres de sardinas porque les recuerdan a su juventud", declara Charo. Lo cierto es que, a este rastrillo no le falta de nada, hasta una estantería repleta de pan y un puesto lleno de alimentos aragoneses, sin duda una oportunidad de comprar productos de calidad y colaborar en una causa benéfica.