Comercio de proximidad en Zaragoza

"Hay que admitirlo, en el mercado no teníamos futuro"

Jesús Pueyo se vio forzado a abandonar el Mercado Cuellar y desde la apertura de su carnicería hace menos de un año en plena calle ha disparado sus ventas

La pescadería Susomar abrió en la calle Embarcadero hace escasos meses.  | JAIME GALINDO

La pescadería Susomar abrió en la calle Embarcadero hace escasos meses. | JAIME GALINDO / c. gomar

Carlota Gomar

Carlota Gomar

Jesús Pueyo siempre dudó de estar en el Mercado Cuéllar de Zaragoza, ahora cerrado y a la espera de un futuro mejor. «Nunca me convenció la idea porque está muy escondido, no me sentía a gusto», confiesa este carnicero de Hermanos Pueyo, ahora propietario del local donde sigue vendiendo su género, en María Moliner con Sagasta. 

En realidad dio el salto a esta vía cuando los propietarios de la galería comercial decidieron que había llegado la hora de venderla. «Yo era propietario de mi puesto, pero los dueños del recinto --de unos 1.000 metros cuadrados-- querían venderlo, así que un 8 de enero eché la persiana en un lado para abrir mi carnicería tres días después en María Moliner», recuerda. Y no le ha ido nada mal, ya que ha triplicado sus ventas en menos de un año.

También se han elevado sus gastos. «La luz va muy cara y tenemos muchas cámaras frigoríficas», explica no sin antes aclarar que ahora es «más feliz». «En un mercado tienes que convivir, consensuar las decisiones con la comunidad de detallistas y no siempre es fácil.

Ahora no tengo que llegar a acuerdos con nadie», precisa este carnicero que considera que haber sacado a la calle su tienda ha sido todo un acierto. «La clientela fija y de confianza la he mantenido pero es verdad que tener el escaparate en una calle transitada es una ventaja porque cualquiera que pasa andando por aquí nos ve y es más fácil que acabe entrando que si estás metido en una galería, a la que se ven obligados a entrar».

Algo parecido le sucede a los propietarios de la pescadería Susomar, que hasta el pasado mes de julio mantuvo abierto su puesto en el Mercado de Casablanca. Previsores, hace unos años compró un pequeño local en la calle Embarcadero, a escasos metros del mercado en el que ha vendido pescado fresco durante los últimos 20 años. «Cuando empecé había 12 puestos abiertos y cuando me fui solo quedábamos tres, no teníamos futuro en esa galería», admiten desde la pescadería, donde no paran de recibir clientes.

Centro 8 Las carniceras de Hermanos Pueyo atareadas este sábado por la mañana.  | JAIME GALINDO

Centro 8 Las carniceras de Hermanos Pueyo atareadas este sábado por la mañana. | JAIME GALINDO / c. gomar

Desde que abrieron el negocio en la calle Embarcadero, muy transitada, han duplicado sus ventas. También sus gastos. «Entre la luz y los impuestos tenemos muchos más gastos que antes, pero merece la pena», aseguran. «No teníamos futuro, es la verdad, porque el mercado ha perdido mucho durante los últimos años. Ahora, al estar en la calle, nos ven más, y podemos abrir y cerrar cuando queremos, según la demanda, no como antes que dependíamos de unos horarios fijos», explican desde esta pescadería del barrio de Casablanca, desde la que lamentan que «no hay relevo». Idea que comparte Jesús Pueyo, que lleva varios meses buscando un carnicero profesional.

Sobre el futuro de los mercados de barrio lo tienen claro. Hay futuro pero si hay variedad, alegría por los pasillos de los mercados. Para eso, admiten, hay que cambiar su imagen, darles vidilla y completar la oferta para atraer a más clientela.

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