ESCULTURA LAS AGUADORAS ZARAGOZA

¿Quién y por qué hizo la escultura de 'Las aguadoras' en el barrio de Las Fuentes?

Su origen se remonta a los años 80 del siglo XX

El Ayuntamiento de Zaragoza conmemora el centenario del nacimiento de su autora con una exposición en el Museo Pablo Gargallo

Fue durante mucho tiempo una de las demandas del barrio de Las Fuentes de Zaragoza y en 1980 se convirtió en realidad. La fuente ornamental de Las aguadoras, situada en el inicio de la avenida de Compromiso de Caspe, es uno de los símbolos que dan la bienvenida al ciudadano procedente del Casco Antiguo antes de adentrarse en el corazón del barrio. Pero, ¿quién la realizó y cuál fue la intrahistoria de la obra?

La autora fue la catalana Luisa Granero (1924 - 2012) tras recibir el encargo del Ayuntamiento de Zaragoza, que en estas fechas celebra precisamente el centenario de su nacimiento con una exposición desplegada en el Museo Pablo Gargallo hasta el 4 de abril. El encargo no le llegó de primeras, sino a través de su marido, Enrique Galcera, autor de La Siesta, quien, a su vez, había recibido la llamada de Rafael Barnola, director del servicio de Parques y Jardines del consistorio, según se puede leer en una ficha informativa en la página web del consistorio.

Granero ha pasado a la historia como una escultura pionera en el universo masculino. No en vano, fue la primera catedrática de escultura en la España de posguerra. No lo tuvo sencillo, ya que, en aquellos años, ella misma se definía como "madre, esposa, ama de casa" y a partir de esa realidad propia de un tiempo marcado por la dictadura, realizaba trabajos como ayudante de escultor y, por la noche ya de ejercía de escultora con el objetivo de presentarse a exposiciones y concursos.

'Las aguadoras': la icónica escultura del barrio de Las Fuentes

'Las aguadoras', uno de los símbolos de Las Fuentes. / Miguel Ángel Gracia

Un "retorno a la escultura"

Las aguadoras de Las Fuentes la forman cuatro figuras femeninas modeladas en escala ligeramente superior al tamaño natural. Tres portan cántaros de agua, y describen un momento de aproximación y comunicación entre una figura adulta y otra adolescente, mientras otras dos mujeres adultas se obsevan mutuamente.

El momento de producción se inserta en un contexto de "retorno a la escultura" que marcó el inicio de la década de los ochenta, esta pieza "se reafirma en los valores plásticos de la escultura figurativa". Las cualidades formales del modelado del cuerpo femenino, derivadas del clasicismo mediterráneo de Maillol y de la escultura noucentista catalana, se actualizan de forma ejemplar a través de la presentación de dos situaciones realistas de interacción humana, protagonizadas por dos pares de figuras que desempeñan distintos comportamientos y actitudes.