EL URBANISMO Y LA MOVILIDAD EN ZARAGOZA

El tráfico de la avenida Navarra se reduce un 20% tras perder un carril de circulación

La arteria zaragozana ha pasado de tener tres carriles a dos, desviando y repartiendo el tráfico por otras calles adyacentes. Otras actuaciones urbanísticas, como Tenor Fleta, no han conseguido el efecto esperado

La avenida Navarra de Zaragoza tiene ahora dos carriles por cada sentido, uno para bicis en el centro y aceras más anchas.

La avenida Navarra de Zaragoza tiene ahora dos carriles por cada sentido, uno para bicis en el centro y aceras más anchas. / Josema Molina

Carlota Gomar

Carlota Gomar

Las obras acostumbran a ser molestas y polémicas. Sobre todo si cambian ciertas costumbres adquiridas. Es lo que pasó en la zaragozana avenida Navarra, una de las principales arterias de la capital por la que se accede hasta el centro de la ciudad y que ha pasado de tener tres carriles de circulación a dos. Parecía de locos la simple idea de restar un carril para cederle ese espacio a los peatones y a los ciclistas, pero poco tiempo ha hecho falta para ver que ahora el tramo reformado es más amigable y menos ruidoso. Tanto es así que el tráfico se ha reducido hasta un 20%, repartiendo los vehículos por la avenida Ciudad de Soria.

No hay marcha atrás. El cambio climático y la contaminación obligan a las ciudades a cambiar su movilidad y para ello el urbanismo es clave. Además de ofrecer alternativas públicas, como un buen servicio de transporte público –incluidas bicicletas y patinetes eléctricos y compartidos–, las ciudades deben transformarse para convertirse en más amigables, más ciudadanas y más verdes. De ahí que los proyectos de reforma incluyan, de forma prioritaria, la semitepatonalización de las calles o, al menos, la reducción de los carriles. Solo hay que mirar el plan del Gobierno del PP, centrado en la extensión de la cota cero.

El ejemplo de la avenida Navarra es el más llamativo pero se hace extensible al resto de la ciudad, que ha experimentado una reducción del tráfico privado. El tramo reformado, con solo dos carriles, soporta entre 6.000 y 10.000 coches diarios en sentido salida y entrada de la ciudad, respectivamente. Mientras que el primero, con tres carriles, absorbe entre 9.800 y 13.700.

Según explican fuentes del área de Movilidad, tras el notable descenso del tráfico experimentado durante los meses más duros de la crisis sanitaria y la pospandemia –con el teletrabajo, las restricciones y el miedo al contagio–, se temía que una vez recuperada la normalidad social se incrementara el uso del coche privado, pero no ha sido así. «Se ha consolidado una ligera reducción de la movilidad en vehículo privado desde 2019», explican desde la concejalía que dirige Tatiana Gaudes. Se constata así la caída en torno al 20% del tráfico en el puente Santiago con el paseo Echegaray y Caballero, o en la confluencia de los paseos la Mina y la Constitución, con un 14% menos.

Porcentaje similar al de la Puerta del Carmen. Esta estabilización del tráfico se debe a varios motivos. Destaca la concienciación social sobre las consecuencias reales que ya tiene el cambio climático –por mucho que haya formaciones que lo nieguen, como Vox–. También influye el cambio en los hábitos de los zaragozanos y la vuelta al transporte público después de que sufriera las consecuencias del miedo al contagio con una caída histórica de sus usuarios. Además de volver a utilizar el bus y el tranvía para los desplazamientos, los ciudadanos también se han acostumbrado a ir andando a los sitios, en bici o en patinete. Movimientos que se realizan principalmente en la ciudad consolidada, con trayectos que no llevan más de 20 minutos.

La prolongación de Tenor Fleta.

La prolongación de Tenor Fleta. / Miguel Ángel Gracia

Para reducir el tráfico no hay que confiar únicamente en el ciudadano, el ayuntamiento también debe trabajar para expulsar de forma coordinada y lógica a los coches del centro de las urbes, facilitándoles anillos o cinturones por los que moverse. Ejemplo de que funciona es la avenida Navarra. La reforma de la primera fase entre la avenida Madrid y el paseo Calanda supuso un antes y un después en esta antigua carretera. Con una inversión de 3,9 millones e inaugurada en marzo del año pasado, se actúo en casi 16.000 m2 de superficie para crear una calle mucho más amable para sus vecinos pasando de tres a dos carriles por sentido.

Ahora, un año después toca hacer balance y los número son positivos porque el tráfico se ha reducido un 20% respecto a 2019, momento de referencia, cuando alcanzó «sus máximos». «Se constata como este tipo de medidas permiten a reducir -que no impedir- el uso del vehículo particular en las zonas más céntricas de la ciudad», subrayan desde Movilidad.

La apertura de Tenor Fleta

Otra de las grandes obras que iban a modificar el tráfico fue la prolongación de Tenor Fleta, inaugurada en junio de 2022 y por la que se esperaba que circularan cada día cerca de 14.000 coches, modificando los itinerarios de los conductores. Nada más lejos de la realidad.

La conexión con el tercer cinturón suponía la creación de un nuevo acceso desde el centro de Zaragoza con el la Z-30, una alternativa mucho más rápida para los conductores. La lógica apuntaba a que el desvío elegido sería la avenida Goya hasta Tenor Fleta evitando el paseo Pamplona, la plaza Paraíso, Constitución y Cesáreo Alierta, con un tráfico mucho más lento y con pequeños atascos en las horas punta. Pero no ha sido así.

Cierto es que este tramo absorbe cada día a cerca de 6.000 vehículos que utilizan este segmento para salir de la ciudad ­–apenas 2.000 para acceder al centro–, y que Cesáreo Alierta ha ganado de media unos 2.000 coches al día, pero Goya, en cambio, ha perdido cerca de 3.000 en el último año. Esto no significa que se hayan ido a María Agustín o plaza Paraíso, sino que los conductores optan más por dejar el coche en casa o utilizar el tercer y cuarto cinturón.

La concejala de Medio Ambiente y Movilidad, Tatiana Gaudes, admite que es vital seguir trabajando en «reurbanizar calles y plazas para mejorar la escena urbana y poner a disposición de la ciudadanía espacios de disfrute que inviten y disuadan del uso del automóvil particular». Para ello, añade, es necesario «impulsar nuevas estrategias, como la extensión del estacionamiento regulado en favor de los residentes de los barrios, combinado con la facilidad de realizar los desplazamientos y transbordando entre el bus y el tranvía y mejorando el transporte público». 

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