NUEVOS DESARROLLOS URBANÍSTICOS EN ZARAGOZA

Zaragoza vivienda | La demanda de obra nueva despega en la avenida Cataluña debido a su reforma

El equipo de Gobierno municipal impulsa la licitación para construir una rotonda bajo las vías del ferrocarril mientras que a final de año se entregarán las llaves de una promoción de 135 pisos muy demandados 

Ya está listo el proyecto para la segunda fase de la reforma en la avenida Cataluña, Zaragoza

Tramo de la avenida Cataluña a su paso por las vías del tren, donde se pretende construir una rotonda

Tramo de la avenida Cataluña a su paso por las vías del tren, donde se pretende construir una rotonda / Jaime Galindo

Iván Trigo

Iván Trigo

La avenida Cataluña de Zaragoza ya no es una carretera de entrada y salida de la ciudad. Desde que el pasado mes de febrero terminaran las obras de reforma del tramo comprendido entre la Z-30 y la calle 23 de Abril, esta vía es una avenida con todas las letras. Los trabajos de renovación, eso sí, todavía no se han completado, aunque las máquinas no tardarán en volver a la zona para continuar con unas obras que van mucho más allá de un mero lavado de cara. Todas estas actuaciones están atrayendo además a los promotores de vivienda que, a su vez, hacen que nuevos vecinos se asienten en la zona. Una operación que, en su conjunto, está ayudando a consolidar una zona de la ciudad situada a tan solo 10 minutos en coche de la plaza del Pilar.

La transformación de este eje de la ciudad, que cruza todo el distrito del Rabal, continuará con la segunda fase de su reforma, que consistirá en la construcción de una rotonda debajo del viaducto del ferrocarril. El equipo de Gobierno del PP aprobó el pasado viernes el expediente que da vía libre para la licitación de las obras, que conllevarán una inversión de 1.259.754,33 euros y que cuentan con un plazo de ejecución de nueve meses.

El proyecto de la reforma se aprobó ya el pasado mes de enero y debía contar con el visto bueno de Adif, propietario de la infraestructura ferroviaria que se sitúa justo encima de la rotonda que se va a acometer. Precisamente para evitar afecciones a la línea del tren se han dejado fuera de la renovación algunas pequeñas áreas que en principio se habían contemplado.

Esta glorieta permitirá mejorar la movilidad en la zona y continuará con el trabajo de urbanización que se llevó a cabo con la reforma del primer tramo de la avenida. Es decir, se prolongará el carril bici, se colocará nuevo mobiliario, se habilitarán zonas verdes y se renovará el asfalto y los servicios situados en el subsuelo que hayan quedado obsoletos.

A pesar de que la superficie sobre la que se va a actuar es mucho menor que en la reforma que se ha hecho entre la Z-30 y la calle 23 de Abril, las obras tienen mucha complejidad debido a la gran cantidad de servicios que circulan por debajo del pavimento: cables de luz, de telefonía, tuberías y conductos de gas. Por este motivo y por el reto que supone acometer las obras sin que afecten a la infraestructura ferroviaria, esta fase 2 de la reforma de la avenida Cataluña se va a realizar de forma separada a las obras de la primera fase. No obstante, en un principio se había planteado hacerlo todo de una vez.

135 viviendas

Y mientras comienza el proceso de licitación para adjudicar las obras de construcción de esa nueva rotonda, seguirán llegando nuevos vecinos a la zona. En los últimos años, al calor de la reforma de la avenida, se han levantado nuevas viviendas en una zona que «afortunadamente» ha despertado. «Se trata de una transformación sin paliativos», explica el presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Zaragoza y director general del Grupo Lobe, Juan Carlos Bandrés.

«Hace muchos años que Zaragoza ha dejado de vivir de espaldas al río. Esa especie de barrera que existía y el miedo a cruzar el Ebro ya no existe. Y da gusto lo que se está haciendo», explica Bandrés. Lobe ha levantado en la avenida Cataluña un edificio de 135 viviendas y, desde el inicio de su comercialización, el interés por parte de la gente ha sido palpable: «Solo nos quedan dos pisos por vender». La previsión es que los nuevos vecinos reciban las llaves de su nuevo hogar en el último cuatrimestre de este año, que se sumarán a los compradores de otras promociones que se están haciendo en la zona, «menos cara» que otras de la ciudad «porque es cierto que, aunque se trata de un área consolidada, es de nueva creación», dice Bandrés.

Y es que, además tener conexión directa con el centro de la ciudad, en la avenida Cataluña y su entorno ya existen los servicios necesarios para atender a los nuevos pobladores: un centro de salud, supermercados y colegios.

Para que la zona siga creciendo, sería necesario, eso sí, recalificar algunos terrenos destinados a usos industriales, un proceso largo pero que podría impulsarse en un futuro, cuando se haya ejecutado ya la rotonda bajo el puente del ferrocarril y con la reforma, prevista en el medio plazo, del tramo restante de la avenida Cataluña.

Todo después de lustros de lucha vecinal, unas demandas que se convirtieron en protestas y que impulsaron que esta vieja carretera, que hasta 2019 era propiedad del Ministerio de Fomento, comenzara hace ya algunos años a convertirse en una avenida más de la ciudad. Aunque con una característica que la hace única: es la más larga de la capital aragonesa. 

La primera fase terminó con sobrecostes

El pasado mes de febrero se terminó la reforma de la primera fase de la avenida Cataluña, una obra que comprendió el tramo situado entre la Z-30 y la calle 23 de Abril . Los trabajos permitieron reconvertir una antigua carretera en una calle digna de la ciudad consolidada. Todo ello tras haber invertido 4,7 millones de euros, 260.000 euros más de lo que se había previsto inicialmente debido a «circunstancias sobrevenidas e imprevisibles». El sobrecoste ha sido, por tanto, de en torno a un 6%.

Fue el pasado viernes cuando el equipo de Gobierno al frente del Ayuntamiento de Zaragoza aprobó la modificación del contrato de obras inicial para admitir ese sobrecoste en las obras, justificado en un expediente en el que se explica que se tuvo que extraer una tubería de agua potable que había quedado obsoleta y cuyo recambio no se había planeado, así como otras cuestiones menores que acabaron incrementando el precio de las obras. 

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