La concentración de 600 funcionarios en la plaza del Pilar para protestar por la gestión del alcalde Juan Alberto Belloch sorprendió ayer por dos motivos. El primero, porque poca gente sabría decir cuándo fue la última vez que los seis sindicatos con representación municipal salieron de la mano por una causa común. Y en segundo lugar, la larga lista de esas causas comunes que les han unido por primera vez en muchos años.

¿Por qué protestaban ayer los funcionarios? Por el anuncio del gobierno de aplazar el pago del complemento de productividad, por no cubrir la totalidad de bajas por enfermedad ni las de jubilación (de 166 salidas por edad máxima en los últimos tres años, solo se han cubierto 76), por impulsar la privatización de algunos servicios en las áreas de Deportes, por redistribuir a los trabajadores entre los equipamientos recién construidos sin haberlo consensuado con los sindicatos, por la "actitud hostil" que atribuyen al gobierno...

Múltiples cuestiones pendientes que ambas partes tendrán que resolver sentándose en la mesa. La concejala de Personal, Lola Ranera, dijo ayer estar esperando a que la convoquen para volver a negociar y lamentó que su teléfono no suene, sobre todo, después del plantón que sufrió el lunes por parte de los sindicatos. Estos, por su parte, le enviaron ayer un documento con la lista de reivindicaciones mínimas. No le perdonan que la pasada semana los desalojasen del consistorio. Tensión no falta.