Integración

Zaragoza combatirá los bulos racistas formando a «agentes antirrumores»

El objetivo es formar a la ciudadanía para así «frenar y erradicar falsas informaciones» que afectan a las minorías étnicas y a la población migrante 

Concentración de una asociación de inmigrantes en los juzgados de Zaragoza, en la Expo, hace unos años.

Concentración de una asociación de inmigrantes en los juzgados de Zaragoza, en la Expo, hace unos años. / JAIME GALINDO

Iván Trigo

Iván Trigo

El Ayuntamiento de Zaragoza quiere luchar contra la propagación de rumores que afectan negativamente a la población migrante de la ciudad y a las personas de etnias minoritarias. Para ello, el consistorio se encargará de formar a los ciudadanos interesados como «agentes antirrumores», que se integrarán en una red de la que ya forman parte más de 60 asociaciones y entidades de la ciudad. 

Para ello, el ayuntamiento ha lanzado una licitación valorada en 34.663,20 euros (IVA incluido) para contratar a dos profesionales que se encarguen de formar a estos agentes, que ejercerán su cargo de manera voluntaria y sin recibir retribución alguna. Los que se apunten a estos cursos recibirán formación «que les proporcionará conocimientos teóricos y prácticos suficientes para frenar y erradicar falsas informaciones», rezan los pliegos que rigen el concurso público. 

Fue en el año 2015 cuando Zaragoza inició la estrategia Ciudad antirrumores como línea de intervención «social y comunitaria» dirigida a contrarrestar y frenar los estereotipos, perjuicios y rumores «que circulan en nuestra ciudad sobre inmigración y la convivencia multicultural». 

A partir de 2008

Según consta en la memoria del contrato, la formación de agentes antirrumores viene justificada por el impacto negativo que las informaciones falsas tienen en la convivencia. Los técnicos del área de Políticas Sociales explican que, a diferencia de otros países europeos, la llegada de inmigrantes a España se ha producido «en un tiempo breve e intenso» sin que esto haya generado «conflictos graves» entre la ciudadanía. 

Sin embargo, «a partir de la crisis de 2008», comenzaron a detectarse más problemas, que se repitieron con las dificultades económicas derivadas de la pandemia de covid. «La población inmigrante y la población gitana son los principales colectivos afectados por las situaciones de crisis o inestabilidad económica, ya que, en su mayoría, son personas jóvenes que se incorporan a sectores laborales muy castigados por los niveles de desempleo como la construcción, sector servicios o el autoempleo. Siendo su porcentaje de desempleo superior al resto de la población, unido a otros factores como la falta de red social y familiar o recursos previos, se incrementan sus dificultades para cubrir las necesidades básicas y se traduce en un mayor riesgo de vulnerabilidad y exclusión social», reza la memoria del contrato de formación de agentes antirrumores. 

Al mismo tiempo, «estas situaciones de inestabilidad afectan a la ciudadanía nacional que, ante sus graves dificultades económicas, por primera vez han tenido que recurrir a la solicitud de ayudas y prestaciones sociales». Es entonces cuando se puede generar, alertan desde el ayuntamiento, «un riesgo aparente de sensación de competencia por el acceso a estos recursos», lo que puede derivar «en un contexto social complejo» y el «aumento de la percepción negativa hacia las personas de origen extranjero y otros colectivos diversos». 

Ante esta situación, la labor de los agentes antirrumores consistirá en implementar un discurso contra los bulos en los ámbitos en los que se muevan día a día.

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