Santiago Mainar Sauras volvió ayer a ocupar minutos de televisión y radio y espacio virtual de internet. Lo hizo como consecuencia de un extravagante intento de suicidio que coincide, temporalmente, con el inicio de la séptima jornada que los magistrados de la Audiencia Provincial de Huesca llevan deliberando sobre si es culpable o inocente del crimen de Fago.

Mainar, al que la Dirección General de Instituciones Penitenciarias incluyó en el Protocolo de Prevención de Suicidios al día siguiente de acabar el juicio, ingresó de madrugada en el hospital Miguel Servet. Sobre la una, el recluso sombra --de apoyo-- con el que comparte celda en el módulo 2, advirtió al funcionario de guardia que su compañero se encontraba indispuesto y le indicó que creía que había tomado pastillas.

Fue trasladado a la enfermería, donde le provocaron un vómito en el que no había rastro de la ingesta de grageas. No obstante, el médico de guardia, de forma preventiva y tras valorar su estado, ordenó su evacuación al Miguel Servet, al que llegó a las cuatro de la mañana y en cuyo pabellón penitenciario permanecía en observación al cierre de esta edición. En el registro de su celda, los funcionarios únicamente hallaron comprimidos de ibuprofeno --antiinflamatorio-- y de paracetamol --analgésico--.

Fuentes penitenciarias explicaron que Mainar fue a la enfermería por su propio pie y que aseguró a los facultativos que únicamente había ingerido su medicación --somníferos que toma bajo control médico--.

Dos psicólogos que actuaron como peritos de la defensa en el juicio, en el que se enfrenta a una petición de 21 años de cárcel, le atribuyeron "tendencias suicidas no desarrolladas", aunque esas "ideas autodestructivas" de su perfil mental, concluyeron, conviven con la "seguridad en sí mismo", la estabilidad emocional, la madurez y la "hiperadaptación al estado de reclusión".