El cantautor, político y escritor José Antonio Labordeta ha fallecido esta madrugada en Zaragoza a la edad de 75 años tras una larga enfermedad. Labordeta ha pasado los últimos días ingresado en el hospital Miguel Servet adonde fue trasladado al agravarse su estado de salud.

Nada más conocerse la noticia, Chunta Aragonesista, el partido que le llevó al Congreso durante dos legislaturas, envió un mensaje telefónico en el que comunicaban "con profunda tristeza" la muerte de su compañero. Pocos minutos después, en los blogs y las redes sociales de los militantes de CHA, así como en la web del partido, habían colgado crespones negros.

José Antonio Labordeta luchaba contra el cáncer de próstata desde el año 2006, siendo aún diputado. Pero desde octubre del año pasado su salud había empeorado y había tenido que ser hospitalizado en alguna ocasión, siempre arropado por su mujer y sus tres hijas.

Durante el tiempo que ha estado postrado en su casa, ha recibido condecoraciones y la visita de sus muchos amigos, con los que comentaba la actualidad del país, asuntos de literatura, música o de fútbol, ya que era un fiel seguidor del Real Zaragoza.

El último acto público que protagonizó se produjo el pasado día 6 de septiembre, cuando recibió en su casa a los ministros de Defensa, Carme Chacón, y Educación, Ángel Gabilondo, quienes le entregaron la Gran Cruz de la Orden Civil Alfonso X El Sabio.

Este reconocimiento se lo concedió el Gobierno de España, que también le otorgó la medalla al Trabajo, por su sabiduría, su pasión, sus convicciones y su defensa de la libertad y el pueblo.

La ministra Chacón destacó entonces que este tipo de reconocimientos dan prestigio a quien los recibe, pero hay veces que, por el contrario, el premiado "da prestigio a las distinciones", como es el caso de José Antonio Labordeta. Una persona, dijo, que durante toda su trayectoria vital ha puesto voz a la bondad, a la justicia y a la libertad, primero cantando, después "con la mochila a cuestas" y luego en la tribuna del Congreso "con momentos memorables de poesía o con una voz más popular".

Labordeta presentó en mayo pasado el ultimo libro que escribió, con el título Regular, gracias a Dios, una obra marcada por el cáncer de próstata, en el que expresa su gratitud a su familia, a los amigos y a los sanitarios que le han atendido en esta etapa. Un libro que, según dijo, había sido escrito "a tajos", tras volver a su casa después de un tratamiento médico en el hospital Miguel Servet, (a cuyo personal se lo dedicó), por la dureza que le supuso escribir entre cada estancia clínica.

Pero Labordeta, que era catedrático de Filosofía, estaba contento con su vida. "Tengo una mujer que funciona de maravilla, tres hijas, dos nietas, una morena y otra rubia, un yerno que canta muy bien y no cambiaría nada. Tengo muchos amigos, estoy muy contento con lo que me ha tocado", dijo. Aún pretendía escribir un nuevo libro de tema policiaco, pero se lo ha impedido el agravamiento de su salud en los últimos meses, en los que ha expresado su gratitud por las muchas muestras de cariño y reconocimientos de todo tipo que ha recibido, incluido un homenaje de sus amigos del mundo de la música en el Teatro Principal de Zaragoza, en el que participaron Miguel Ríos, Víctor Manuel, Ana Belén, Rosana o Carmen París.

Ser pregonero de las Fiestas del Pilar del pasado año le ayudó a mitigar su dolor físico. Como en sus conciertos tuvo que hacer un bis y salir al balcón consistorial después de que la plaza del Pilar en pleno empezara a corear su Canto a la libertad. Pero el frío de aquella noche caló en sus huesos y, a los pocos días, enfermó de neumonía. A partir de ahí sufrió un declive físico aunque mantuvo hasta el final su lucidez.

José Antonio Labordeta, el autor del Canto a la Libertad, el hombre televisivo de Un país en la mochila, el diputado cascarrabias que mandó "a la mierda" a la bancada popular en un debate parlamentario, fue un hombre escéptico y socarrón, de mil facetas, que durante cuarenta años lanzó aldabonazos a la dignidad y a la conciencia de los aragoneses. Un día en el que Aragón entraba en la historia deportiva con el Mundial de MotoGP, se ve eclipsado por la consternación que provoca la muerte de un mito. El Abuelo.