Más de un año ha transcurrido desde que el Ayuntamiento de Zaragoza decidiera, allá por 2012, constituir la sociedad Ecociudad, y ayer por fin se dio el paso definitivo para conseguir uno de los beneficios que se esperaba de ella: la captación de deuda. El Gobierno de la ciudad asegura que este no es el objetivo, pero lo cierto es que con la decisión aprobada ayer se allana el camino para acudir a los bancos. Dos fueron las medidas a adoptar: una, que a partir del 2014 sea esta quien gire los recibos (que incluye saneamiento, pero también agua y basuras) y los recaude, y dos, que empiece a pagar por los sistemas de vertidos que le fueron cedidos en usufructo.

Lo único que se traduce en financiación adicional para el erario público es este último abono, ya que, con la valoración de estos activos realizada por la empresa Idom, cercana a los 387 millones de euros --entre la red de tuberías y las dos depuradoras--, la sociedad deberá abonar al ayuntamiento 4,4 millones en el 2014 y una cantidad igual o superior durante los próximos 61 años. Manteniendo la titularidad en manos del consistorio, Ecociudad aporta ingresos extra al presupuesto municipal.

Mientras, con la recaudación del recibo no se pretende incrementar su capital. Ya que de la totalidad que reciba de los ciudadanos, esta sociedad solo se quedará "entre 27 y 30 millones de euros", correspondientes al saneamiento. El resto, la parte que pertenece al abastecimiento o a la recogida de basuras, se transferirá al consistorio.

TECHO DE GASTO

Y, a la vez, esta recaudación se convierte en un aval muy útil de cara a una posible operación de crédito que el ayuntamiento tiene completamente prohibido por el plan de ajuste al que está sometido. Una posibilidad que el Gobierno admitió que ahora sí existe --porque el recibo es un activo que ahora no tenía la sociedad-- e incluso que "se plantearán las operaciones que se estimen oportunas". O que "sí que está en mente" sopesarlo.

Pero no es el motivo de esta decisión. Esta, aparte de avanzar en un modelo de "gestión directa" iniciado en el 2012, lo que permite es que el presupuesto del ayuntamiento siga creciendo. Porque los 30 millones que se recaudan del saneamiento no computan en las cuentas del consistorio, sino en las de la sociedad, y tampoco los costes que suponen tener en funcionamiento las infraestructuras ahora cedidas en usufructo, de manera que el techo de gasto, situado en el 1% se cuenta con los 30 millones menos que se derivan a Ecociudad. Y así se podrá dedicar ese mismo dinero a políticas sociales.

No obstante, la consecuencias más positiva de esta decisión es que se cierra la puerta, prácticamente, a la entrada de capital privado en la sociedad. Al inicio de esta andadura, la captación de crédito se vendió como la herramienta más útil de una sociedad como Ecociudad, acompañada de la venta del 49% del accionariado. Pero el PP recurrió al Tribunal de Contratos que paralizó la licitación y ahuyentó a las empresas que aspiraban a comprarlas. A renglón seguido, se aprobó que la entrada de cualquier entidad privada en la misma debería contar con la aprobación del pleno. Ahora, con el activo que representan los recibos en su poder, no necesita más garantías para acudir a los bancos. Y la entrada de otros socios es casi imposible.