Los detractores de las ayudas sociales suelen citar entre sus argumentos que las piden los que no quieren trabajar, y que además hay picaresca. Haberla, como han reconocido de cuando en cuando los responsables de la Administración --con mejor o peor intención--, hayla. Pero también cabe preguntarse el motivo de la misma.

Un ejemplo es la familia de Manuel (nombre supuesto), que accedió a contar su caso a este diario a condición de no revelar datos comprometedores. Porque se está viendo forzado al engaño administrativo para sobrevivir con su familia, y lo que no quiere es caer en algo más grave.

Un algo que ya conoce, porque el único ingreso que ahora percibe es la renta de inserción por salir de prisión. La cuestión, explica, es que con los apenas 400 euros que percibe difícilmente pueden vivir su mujer, su hijo y su nieta, de otra hija que afortunadamente --en lo económico--, ya no vive con ellos, "porque antes éramos siete". Con esto han de pagar 350 euros de alquiler, que lógicamente hace tiempo que no abonan, y para marzo tienen fijado el desahucio.

Pero ni con la casa pagada lo tendrían hecho. Por ello, admiten, han recurrido a la picaresca. Manuel ha salido oficialmente de la unidad familiar, para que su mujer pueda solicitar el IAI, que aún no sabe si le concederán. "Hemos pedido vivienda social, pero nos dicen que hay mucha lista de espera, no saben cuándo nos la darán", explicaba María (también nombre supuesto), mirando alrededor.

No es la primera vez que la asistente social les recrimina verles juntos, aunque el hombre no pueda vivir en la casa para mantener el engaño. "Yo no puedo estar allí, pero a ver a mi hijo y a mis nietos me tengo que acercar, lo tienen que entender", explicaba.

Tampoco buscando trabajo ha tenido mucha suerte. Y no, asegura, porque sea expresidiario, sino porque no hay. "Yo no he parado de hacer cursos, todos los que me han dicho, y ya sabía trabajar en la construcción. Pero es que no hay nada. Me ofrecieron en el paro una entrevista para un trabajo de 500 euros (limpios) por 12 horas seis días a la semana. Y ni aún así, estábamos cien. Antes tenía un empleo pero se lo dieron a otro en mi lugar", asegura.

María enumera también las ayudas de servicios sociales que ha ido recibiendo para el alquiler de vivienda. "Te dan cuatro meses, y yo pago, pero ¿qué hago con el resto del año? Aparte de la casa hay que pagar la comida y las cuatro tonterías de los niños, que si pañales que si libros. Que será poco, pero hay que pagarlo", lamenta.