A la hora de la verdad, España se puso seria y en media hora deshizo a Serbia en el partido más desigualado de los octavos para encaminarse hacia los cuartos de final ante un Príncipe Felipe absolutamente entregado. A la selección de Valero Rivera le espera ahora Alemania, mañana, en un paso más hacia la ansiada final del domingo en Barcelona. Será la oportunidad de desquitarse de la eliminación también en cuartos en el Mundial de Alemania 2007. Zaragoza superó con una nota muy alta su primer examen serio: las gradas del pabellón presentaron un aspecto prácticamente inmejorable con 10.000 espectadores.

España fue tremendamente superior a Serbia, que llegó a Zaragoza como subcampeona de Europa y candidata a, al menos, dar guerra, y se marcha tras un torneo bastante irregular. Funcionó la defensa española, pudieron galopar los extremos, nadie pudo parar a Sarmiento en el uno contra uno y Julen Aguinagalde sacó petróleo desde los seis metros. Cada balón al irundarra era gol, penalti o exclusión. La selección se mostraba convencida y sólida ante una Serbia que se quedó sin argumentos demasiado pronto. El conjunto de Vukovic no encontró la manera de frenar a España, ni con Nikcevic de avanzado sobre Sarmiento, ni con las paradas de Stanic.

El partido pudo cambiar en el minuto 14. Con 4-7 en el marcador, los árbitros expulsaron a Viran Morros, eje central de la defensa hispana, una decisión aparentemente rigurosa. No le pudo salir peor la jugada a Serbia. En esa misma superioridad, España recuperó hasta tres balones y anotó dos goles que empezaban a romper definitivamente el marcador. Valero Rivera recompuso su defensa con Gedeón Guardiola en el centro del 6-0 y el pivote de Petrer aprovechó la oportunidad para sentirse importante con un gran trabajo junto a Cañellas en el centro de la zaga.

SUPERIORIDAD Aunque el marcador no fuera definitivo, sí lo parecía. Por el convencimiento y la eficacia con el que se empleaba España y la absoluta falta de ideas que mostró Serbia en todo momento. El seleccionador español no tardó en rotar a todos sus jugadores, principalmente primera línea y extremos, y el rendimiento no solo no se redujo sino que España pudo ampliar su renta hasta dejar el partido finiquitado al descanso (12-20). La habilidad y astucia de Tomás para robar balones fue un filón para España. Pero es que hasta el gigante Montoro le robó la cartera a los despistados serbios.

Con todo decidido, la segunda parte perdió emoción y vistosidad. El juego se ensució por momentos, España ya no estuvo tan fina en ataque (su mayor crisis fueron cinco minutos sin anotar) pero Sterbik hizo imposible que Serbia pudiera siquiera soñar con acercarse en el marcador. Con una selección menos contundente, la diferencia se mantuvo en todo momento en torno a los siete goles. Y todavía quedó tiempo para ver buenas acciones de Guardiola, Rocas o Ariño en ataque, con minutos para todos y una defensa sólida. España ya no corrió, pensando en guardar fuerzas para lo que queda. Y eso, de momento, es Alemania, mañana y, en principio, a las 19.00 horas.