He nombrado a 500 cargos y solo dos me han salido rana», proclamó Esperanza Aguirre en febrero del 2016. Mentira. La mujer que accedió a la presidencia de la Comunidad de Madrid a golpe de tamayazo y que acabó dimitiendo el 24 de abril como concejala de la capital arrastrada por el caso Lezo y la Púnica ha visto cómo la corrupción salpicaba a numerosos cargos de su entorno. Pero ese no es solo un caso aislado. El PP continúa acumulando escándalos y exdirigentes llamados a rendir cuentas ante la justicia. Hasta el propio partido está acusado como beneficiario a título lucrativo en el caso Gürtel, el mismo por el que Mariano Rajoy ha sido citado a declarar como testigo.

Madrid y la Comunidad Valenciana son los territorios más enfangados, pero la ciénaga alcanza a muchas otras autonomías, generando un daño en las instituciones nunca visto hasta ahora. También la línea temporal se remonta del siglo pasado hasta la década actual. Jaume Matas y Rodrigo Rato han sido los primeros ministros aznaristas en ser condenados a penas de cárcel. Tres extesoreros del partido, incluido Luis Bárcenas, tienen tras ellos a la justicia, que indaga en la presunta financiación irregular de los conservadores. La historia (o pesadilla) parece no tener fin.