El presidente de EEUU, Barack Obama, ha reclamado a su homólogo egipcio, Hosni Mubarak, que dé "pasos concretos" para consolidar las reformas políticas, sociales y económicas que piden los egipcios. Obama ha llamado por teléfono a Mubarak y le ha advertido de que la represión no resolverá las ansias de reforma de los ciudadanos egipcios. "La violencia no resolverá los reclamos que han surgido ante la ausencia de esas reformas", ha explicado el jefe de la Casa Blanca en un mensaje televisado poco después de hablar por teléfono con el dirigente egipcio, uno de los aliados claves de EEUU en la región.

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"EEUU tiene una estrecha alianza con Egipto y hemos cooperado en muchos asuntos... pero también hemos sido claros en que deben haber reformas -políticas, sociales y económicas- que respondan a las aspiraciones del pueblo egipcio", ha enfatizado Obama.

Los esfuerzos de las autoridades egipcias por suprimir las protestas --incluso cerrando el acceso a internet y a la telefonía móvil-- han llevado a la Casa Blanca a terciar en el conflicto. Obama ha condenado la violencia, ha instado a los manifestantes a protestar pacíficamente pero también ha exigido cambios a su aliado.

AYUDA EN EL AIRE

El viernes, la Casa Blanca dejó claro que si continúa la represión de las protestas, evaluará la ayuda económica y militar que da a Egipto, que asciende a unos 1.500 millones de dólares anuales. Egipto, que cuenta con más de 80 millones de habitantes, es el aliado más cercano de EEUU en Oriente Medio desde que el entonces presidente Anwar Sadat pactara la paz con Israel en 1979, en el marco de los acuerdos de Camp David. Es, además, el segundo receptor de ayuda en el mundo, detrás de Israel.

La política exterior de EEUU hacia Egipto se encuentra en un punto de inflexión, según analistas. Brian Katulis, del Centro para el Progreso Estadounidense, un centro de corte progresista, ha apuntado que Washington debe hacer "cambios fundamentales" en la relación con Egipto y dejar claro que habrá consecuencias si no hay resultados sustanciales. A su juicio, Obama "necesita elaborar una política que dé seguimiento a sus palabras porque, de lo contrario, continuará disminuyendo la credibilidad de EEUU y su capacidad de influir en los acontecimientos en Egipto y la región".