El consejero Modesto Lobón se equivoca con Sarga al circunscribir su reestructuración a un ERE. La mayor sociedad pública de Aragón no solo está afectada por un exceso de costes, sino también por un déficit de eficiencia. En Sarga han existido veleidades, como las "oficinas de desarrollo socioeconómico de espacios naturales protegidos" (sic), que en realidad no sirven para nada, más allá de satisfacer en algunos casos las necesidades territoriales del PAR. Esta forma de hacer política, siempre detestable y hoy infinanciable, debe ser erradicada de cuajo. Los aragoneses merecen, aparte de explicaciones, un nuevo rumbo en Sarga, con un consejero que anteponga el interés general al de su partido. Es muy fácil recortar derechos a los desgraciados haciendo la vista gorda ante componendas partidarias. Si así piensa Rudi reordenar el sector público regional, estamos apañados.