La iniciativa del alcalde Belloch de atar en corto a las contratas, refrendada por el pleno en el caso de TUZSA, es una gran noticia para el interés general. Esquilmado el bolsillo ciudadano, con menos ingresos y más gastos, el control de cada euro derivado a las empresas que prestan servicios públicos debe ser exhaustivo. Y más tras descubrir que la concesionaria ha podido facturar al ayuntamiento por costes inverosímiles desde hace una década.