--Tiene usted nombre de actriz.

--¿Tú crees? Hay una película francesa que se llama Amelie. Hubo Amelia de la Torre, y aquella cantante de ópera italiana Amelita Galicucci.

--Me cuentan que ha descubierto su vocación tardíamente.

--No, la descubrí muy pronto, casi de cría y empecé a actuar en Radio Zaragoza, en concursos en el Principal, pero no salí de aquí. Tendría dieciséis años y como me eché novio, me planteó que o dejaba la farándula o me dejaba. Y como le quería renuncié a mi vida de actriz y cantante.

--Y se casó.

--Eso es; hemos vivido casados cincuenta y cinco años. Casi da vergüenza decirlo (risas). Ahora la gente no dura nada, porque igual teníamos motivos para sacar los pies del tiesto, pero imposible en aquellos tiempos. No se puede saber, porque fuimos muy felices.

--¿Y cuándo retomó su vocación?

--Mi marido falleció hace cinco años. Te quedas que no sabes qué hacer, todo el día sola leyendo en casa, me dije que así no podía continuar. Fui a un centro de mayores y vi un anuncio que pedían una señora de ochenta años para un corto. Y bueno, me presenté al casting por pasar la mañana entretenida.

--Y la cogieron.

--Era une estudio de grabación en la calle Sevilla. Estábamos varias señoras más y todas eran actrices aficionadas. Y me eligieron.

--Y ha trabajado en varios cortos.

--Sí señor. En siete y tres anuncios. El primer corto fue Al quinto de Ignacio Estaregui.

--¿Y qué proyectos tiene?

--Muchos. El rayo soy, dónde me llaman voy. Yo estoy abierta a todo.

--¿No le duele haber perdido los años en que no se dedicó a esto?

--Dolerme, no, porque siempre he sido una mujer que cuando he tenido deseos de hacer algo lo he intentado. Pero ahora pienso que si a los diecisiete años hubiera seguido a lo mejor en estos momentos, ríete tú.

--Por eso aprovecha tanto el tiempo...

--¡Es que ahora no me privo de todo lo que me ofrecen! En mayo tenía tres comedias para interpretar, un spot y un corto. ¡Y hay que estudiar!

--¿Hace teatro?

--Estoy en tres compañías. En el centro de mayores del Boterón, en la Casa Amparo y en el Casco Histórico.

--Es una estrella.

--(risas) No exageres. Pues mira, de las cinco hermanas que éramos yo era la patito feo. No quiero ser una vieja arrugada y arrinconada.