El 80% de los aragoneses desconoce la existencia de la Ley de Muerte Digna. Así lo admite el estudio El proceso de morir de los aragoneses de la dirección general de Calidad y Atención al Usuario del Departamento de Sanidad presentado ayer en el Centro de Tecnologías Avanzadas. El informe refleja, asimismo, que la posibilidad de otorgar las voluntades anticipadas apenas la conoce un tercio de la población y el 90% ignora la existencia los Comités de Ética Asistencial.

"Del estudio se desprende que es necesaria una mayor difusión de la ley, ya que esta reconoce importantes derechos para las personas en el proceso final de la vida, así como la posibilidad de expresar las voluntades anticipadas o mejorar el conocimiento de los Comités de Ética Asistencial, como órganos al servicio de los ciudadanos para ayudar sobre aquellos aspectos de la práctica clínica que presenten dificultades o conflictos de orden ético", expone el informe.

El estudio, realizado mediante 532 encuestas a población en general y otras 663 a familiares de personas que habían fallecido en el año 2013, revela, asimismo, que la mayoría de la población está a favor de que las personas accedan, a través de la asistencia sanitaria, a una muerte sin dolor y sin sufrimiento. Así, un 75% de la población está de acuerdo en interrumpir el tratamiento médico en situaciones irreversibles.

Además, siete de cada diez personas conocen la posibilidad de administrar fármacos para controlar con efectividad el dolor y la mayoría de la población (82%) está de acuerdo con la sedación paliativa.

El afrontamiento natural de la muerte tiene puntos de vista "muy diferentes" entre la población. A nivel general, más de la mitad de la población (57,4%) señala que ve la muerte como un proceso natural, percepción que es menor en el caso de familiares de personas fallecidas.

El 73,6% de la población señala que los cuidados al final de la vida se pueden realizar de forma adecuada en el domicilio mientras que el 23,1% indica lo contrario. La atención en el domicilio se percibe como un "ideal", si bien no siempre es posible debido a la falta de soportes en algunos domicilios y que puede imposibilitar el cuidado de la persona en situación terminal.