Un juzgado argentino juzgará a partir del 21 de febrero del próximo año a cuatro funcionarios de prisiones como presuntos responsables de la muerte de un joven de Monzón en un incendio registrado en la cárcel de Buenos Aires en la que estaba ingresado.

Según informó a Efe la representación legal de los padres del joven fallecido, los funcionarios se enfrentan a condenas de prisión por supuestos delitos de homicidio culposo agravado, tipificación con la que la justicia argentina se refiere al homicidio imprudente no intencionado.

Las penas solicitadas conllevan condenas de prisión que pueden ser dejadas en suspenso por el tribunal pero que equivalen de forma automática a la pérdida de la condición de funcionarios de prisiones.

Los hechos, cuya investigación solicitaron de forma insistente los padres del joven montisonense, tuvieron lugar la madrugada del 31 de mayo de 2011 en el pabellón penitenciario psiquiátrico en el que fue ingresada la víctima, David Díaz Ríos.

El joven, que tenía en esos momentos 19 años y una discapacidad intelectual del 49%, fue detenido unos días antes en el aeropuerto de Buenos Aires tras verse implicado en una operación de tráfico de drogas.

Al parecer, el joven aceptó, presuntamente, la oferta de un desconocido para desplazarse a Colombia y traer droga a España a cambio de una compensación económica.

Un abogado llamó por teléfono a los padres para informarles de la detención de su hijo y unas pocas horas después para comunicarles que había muerto en un pabellón psiquiátrico debido a un incendio.

Un año después, los padres vieron recompensada su insistencia al ser recibidos por la Defensora General de la Nación de Argentina, Stella Maris, quien, según la madre del joven, Roser Ríos, se comprometió a llevar la investigación de los hechos «hasta el fondo».

En mayo del 2014, la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de Argentina hizo público un auto en el que confirmaba el procesamiento de los funcionarios a partir de las pruebas practicadas que, según este tribunal, revelan que en la unidad donde estaba ingresado el joven de Monzón no se cumplía con las normas ni se vigilaba que los internos se sirvieran de mecheros para fumar.

El auto señala que «las grabaciones de dicha jornada muestran que en el interior de la celda donde se originó el fuego se fumaba sin reserva, lo que es demostrativo de la negligencia del personal».

Las grabaciones, de las que el tribunal se muestra convencido de que hubo un intento de eliminarlas, acreditan que el interno de la celda contigua a la de David estuvo fumando.

El incumplimiento de las normas de vigilancia, la inexistencia de protocolos y la ausencia de materiales de revestimiento es, para el tribunal, lo que avivó el fuego.