Nicolás R. P. se acordará mucho tiempo de la tarde del 23 de enero del año pasado, cuando dejó el coche mal aparcado en una zona para carros de la compra del Mercadona de Cuarte para entrar a comprar una caja de gambas. Al salir se enzarzó en una discusión con el encargado del establecimiento en la que intervino otro empleado, que acabó herido, en unas circunstancias que deberá aclarar la magistrada del Juzgado de lo Penal número 1 de Zaragoza.

Unas lesiones por las que el herido solicita tres años de prisión para el conductor, que el fiscal limita a una multa de 1.920 euros por imprudencia. Su defensa, a cargo de Marco Navarro, pidió la absolución.

Hasta donde las versiones concuerdan, Nicolás R. P. aparcó en la zona prohibida, para carritos, «porque no había sitio», justificó ayer en el juicio, e iba a ser un momento. Al volver al coche, ya se olía que tendría bronca, explicó, porque había precedentes con el encargado, con quien había tenido algún encontronazo previo.

Cuando cogió el vehículo, el encargado se acercó a recriminarle, y al poco se acercó otro empleado, que empujaba una hilera de carros. Estos se interponían en el camino del comprador, quien, según justificó, los empujó «un poco» con el coche, para salir. Según el empleado, casi impactó con ellos en otros turismos, y él dio «un tirón» para retirarlos.

La controversia principal es si, como sostiene el acusado, él ya estaba en marcha cuando el empleado se agarró a su ventana semiabierta, esta se rompió por el peso y acabó herido. El conductor no se paró, dijo, «por no seguir haciendo el ridículo» con la situación. Las acusaciones, por contra, creen que arrancó con el empleado ya agarrado, lo que para la particular fue a mala fe, para lesionar, y para el fiscal, una imprudencia.

El herido pide 6.400 euros de indemnización, que la Fiscalía rebaja a 2.000. La defensa lo ve desproporcionado, teniendo en cuenta que los 109 días que estuvo en tratamiento siguió trabajando.