Dos de las empresas ubicadas en el Picarral, Amylum y Saica, manifestaron ayer que no se trasladarán de su actual emplazamiento, rodeado de pisos, a las afueras de la ciudad, tal y como pretende el Ayuntamiento de Zaragoza y dadas las numerosas protestas que desde hace años realizan los vecinos por el impacto medioambiental que provocan en el entorno. Esta negativa se produce después de que el consistorio llegara a un principio de acuerdo con otra de las empresas consideradas "contaminantes", Aceralia, para su traslado al polígono de reciclaje La Cartuja financiado por el cambio del suelo de esta empresa para construir viviendas. Amylum y Saica también han criticado duramente esta operación, ya que el aumento de terreno residencial incrementaría todavía más la tensión con los vecinos.

El presidente de Saica, Joaquín Balet, en declaraciones a Aragón Press, explicó que este acuerdo haría peligrar la situación de las empresas con un "conflicto social" propiciado por 4.000 personas más protestando por el ruido y el olor en la zona. "No se puede solucionar un problema en detrimento de los demás", manifestó el presidente, quien aseguró no entender que se apoye el traslado de una multinacional como Aceralia mientras se ponen en peligro industrias aragonesas. Balet, además, explicó: "Para nosotros es inviable un traslado. Supondría la construcción de una fábrica de 360.600 euros, una cifra que no valen los terrenos ni en la plaza de España".

El director general de Amylum, Javier Aísa, quien compartió esta misma opinión, explicó que no encuentra ninguna razón para marcharse del entorno. "No tenemos intención de irnos", aseguró. Además, insistió en que su empresa es compatible con el entorno actual, ya que incluso supera las condiciones medioambientales que exige la legalidad. Por el contrario, el Portavoz de la Asociación de Vecinos Zalfonada, Manuel Martín, insistió en que las empresas no han puesto de su parte para disminuir los impactos. "O se van o cumplen la legalidad, pero no podemos seguir así", informó.