La Asociación Aragonesa de Sociología organizó, durante los días 25 y 26 de noviembre, la primera edición de unas jornadas que quisieron abordar la situación actual de Aragón prestando atención a la crisis de ciertos referentes o pilares culturales de la modernidad que están precipitando "nuevas definiciones de la noción de ciudadanía". Este encuentro planteó una reflexión sobre los motivos que han llegado hasta la crisis actual, al mismo tiempo que puso sobre la mesa soluciones para salir adelante.

--¿Por qué han decidido celebrar estas jornadas?

--Para conmemorar la celebración del primer congreso nacional de sociología, que se celebró en Zaragoza hace 30 años y nos parecía conveniente hacer estas jornadas a modo de recuerdo, además, teniendo en cuenta que algunos de los sociólogos más ilustres del país han pasado por esta asociación. Asimismo, las jornadas sirven para contactar con jóvenes sociólogos que se encuentran fuera y, por último, proponer y dar a conocer a la sociedad aragonesa una reflexión sobre la crisis que afecta al mundo desde el punto de vista sociológico.

--¿En qué medida cree que afecta?

--Porque la crisis se suele plantear en términos globales y no sociológicos. Y es que esta crisis hace tiempo que afecta, digamos, al carácter civilizacional y trataremos de analizarlo a través de mesas de cuatro mesas de trabajo, dedicadas a educación, política, exclusión social y relaciones laborales en el sentido de viejos marcos de crisis que dejan paso a otros mucho más nuevos.

--Explique eso del carácter civilizacional.

--No se puede dudar de la crisis de la democracia avanzada contemporánea que viene de lejos. A pesar de cambios y revoluciones, ha llegado deteriorada. Tiene que ver con la crisis económica, política y también de las ciencias, porque hay que recordar que los grandes responsables económicos estudiaron ciencia, así que algo tendrá que ver eso.

--¿Cuánto ha cambiado el hombre?

--Han cambiado los valores del siglo XX. A principios de aquel siglo, se fomentó el tema de la responsabilidad a través del trabajo. Era la vieja idea de la realización a través del trabajo, que ha pasado ahora a un carácter meramente instrumental. Es la corrupción del carácter contemporáneo que padece la sociedad actual.

--¿Y la crisis ha transformado a la persona?

--Es poco tiempo para establecer un análisis, pero son llamativos los datos que nos ofrecen los barómetros y que advierten de que la política y los políticos van, poco a poco, perdiendo el aprecio de la gente. No solo es el desencanto que también se produjo durante la Transición, sino que los políticos se han encontrado y convertido en un grave problema. Estaban llamados a liderar cambios sociales y ahora son objeto de crítica y desprecio por parte de la ciudadanía que no encuentra en ellos las soluciones que espera.

--¿Cuál es el objetivo que se persigue?

--Establecer un diagnóstico global de la situación de crisis y dejar claro que el aspecto económico es solo uno más y que también tiene que ver con los valores y creencias. Pretendemos, además, enfocar la crisis no solo en términos negativos sino que, como hacían los griegos, advertir que está apareciendo algo nuevo y eso invita al optimismo. Se trata no solo de rastrear lo que perdemos, sino subrayar lo que ganamos. Se puede ser optimista, aunque es difícil argumentarlo porque no sabemos qué conseguimos y eso hace más difícil la recomendación.

--¿Con quién contará para lanzar ese mensaje para que además llegue y cale en la sociedad?

--Con destacados sociólogos que han investigado estas cuestiones. Estarán Cristina Monge, Carmen Elboj, Enrique Gastón o Javier Gimeno y, además, contaremos con Lourdes Rubio, directora general de Calidad y Atención al Usuario del Gobierno de Aragón, Eduardo Bericat o Enrique Gil Calvo. En total, ya se han inscrito unos 150 sociólogos y trataremos de hacer llegar nuestras propuestas a la opinión pública.

--¿Pero hay salida a la actual crisis?

--Estamos ante una crisis global, pero solo se toman medidas para salir del paso sin tener en cuenta, aparte del orden económico, el tipo de consumo o la exportación de materias primas, por ejemplo. No prestamos atención a todo esto y solo se aplican parches, pero es el modelo en general el que necesita una revisión. La base ideológica y cultural ha cambiado y surgen nuevos elementos, reflexiones o experiencias que pueden situarnos ante un nuevo orden social en una situación de incertidumbre como la actual.

--¿Está hablando de movimientos como el 15-M?

--Ese movimiento apareció y nadie, ni políticos ni tertulianos, está entendiéndolo. El 15-M lanza señales de cómo podría regenerarse el sistema político actual. Y el mundo podría tirar por ahí a partir de ahora, pero es una incógnita.