Los fármacos antivirales de última generación para enfermos de hepatitis C llegarán, a partir de mañana y de forma inminente, a 200 pacientes considerados preferentes. El Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C, anunciado la pasada semana por el ministerio, se aplicará en Aragón a pacientes con la enfermedad o el virus y grados de fibrosis de F2 a F4, así como a todos los pacientes en lista de espera para recibir un trasplante y a los que hayan vuelto a ser infectados por el virus tras el trasplante, independientemente del grado de lesión hepática.

Según los datos de la Administración sanitaria, en Aragón hay actualmente 2.059 pacientes diagnosticados con un grado lesional entre F2 y F4. Todos ellos recibirán el tratamiento libre de interferón con los nuevos antivirales directos en un plazo de un año y medio, según indicó ayer el doctor Miguel Ángel Simón, jefe de sección de Digestivo del hospital Clínico de Zaragoza. En todo caso, la administración será inminente, únicamente, a aquellos con necesidad preferente cuyo médico había solicitado la medicación.

LOS NUEVOS

Estos fármacos de última generación, Harvoni, Viekirax y Exviera son "más eficaces y seguros" -su efectividad llega a superar el 95%-- y utilizan combinaciones de fármacos que pueden tratar prácticamente a todos los pacientes con hepatitis C. Su coste es de alrededor de 30.000 euros, aunque se prevé tratar en España a 52.000 pacientes, lo que reduce el precio medio por enfermo alrededor del 50% y se unen a los fármacos ya comercializados Olysio (Simeprvir), Sovaldi (Sofobusvir) y Daklinza (Declatasvir). "En 12 o 24 semanas de tratamiento, el paciente se cura del virus y ya no necesita más controles médicos si tienen un daño poco avanzado", aseguró Simón.

El doctor, acompañado de Piedad Arazo, jefe de sección de Enfermedades Infecciosas del hospital Miguel Servet, y los médicos adjuntos Javier Fuentes (Servet) y Santiago Letona (Clínico), admitió ayer que el plan dejará sin tratamiento a "entre 1.400 y 1.500 enfermos", pero advirtió de la necesidad de "ordenar el acceso" al nuevo tratamiento. "Se aplicará a los que más lo necesitan y el resto irá accediendo progresivamente", lo que supondrá, en su opinión, "duplicar el número de consultas debido a la necesidad de vigilar estrictamente cada caso".

Hasta ahora, aseguró Arazo, no ha habido ninguna limitación presupuestaria impuesta por la Administración para prescribir un tratamiento a pacientes con un estado avanzado de la enfermedad. "No hemos tenido en ningún momento ningún tope", remarcó. En España, el 1% de la población podría sufrir la enfermedad, aunque los especialistas confían en acabar con ella en 20 años.