La naturaleza continuista de la gestión que nos propone Luisa Fernanda Rudi no supone un calco exacto del modelo puesto en pie por Iglesias y Biel sino una pésima copia, una evolución a peor con el líder del PAR actuando como un vínculo entre pasado y presente. Ello se debe a dos circunstancias combinadas: por una parte, el anterior gobierno aragonés llegó a las elecciones del pasado mes de mayo con sus programas muy amortizados: por otra, los inevitables recortes presupuestarios y la naturaleza entre inmovilista y reaccionaria de la ideología que ilumina a nuestra actual presidenta convierten su versión del más de lo mismo en un esperpento que es a la vez patético, risible y peligroso.

Para describir con precisión este fenómeno aparentemente contradictorio, basta seguir la sesión celebrada el pasado jueves en las Cortes de Aragón. Resulta que Chunta, con el apoyo de Izquierda Unida, propuso invalidar de una vez el convenio suscrito hace justo cuatro años con ILD, la oscura sociedad que supuestamente iba a promover la construcción de Gran Scala. Bueno, a estas alturas la medida era obligada para cerrar uno de los capítulos más chuscos, absurdos y míseros de la reciente historia política de Aragón. Pero el PP y el PAR se negaron en redondo. Para ellos, el citado convenio y la muy dudosa Ley que se hizo aprisa y corriendo para darle un aval legal (es un decir) tienen sentido, pues quién sabe si algún día no se reactivará aquel proyecto de impulsar el desarrollo de nuestra comunidad construyendo en sus páramos una neociudad del juego, el ocio y el mamoneo al por mayor. ¿Cabezonería? ¿Cálculo político? ¿Estupidez? Quizás un poco de todo. Y no se pierdan lo del PSOE, que obligado como estaba a salirse de la ciénaga, hacer autocrítica y recuperar una mínima autoridad como oposición, se sumó a la mayoría gubernamental para dejar correr la inaceptable complicidad de la primera institución aragonesa con un grupo de aventureros tan sospechosos como insolventes. Esto es lo que yo llamo continuismo en la putrefacción.

Naturalmente Rudi y su Ejecutivo van a lo suyo. Aprovechando que estamos en tiempo de recortes presupuestarios, ya han dejado caer que, si la Universidad no dispone de suficientes recursos (porque se van a incumplir los compromisos para su financiación), tendrá que buscarse la vida subiendo las matrículas o pillando pasta por ahí. En cuanto al Salud, las confusas y alarmantes afirmaciones de la presidenta sobre su confluencia con el sector privado hacen temer lo peor. "No arrasaremos la sanidad pública", dijo Luisa Fernanda. La creo. No arrasará, sólo desactivará, bloqueará, depreciará, asfixiará y anulará poco a poco el actual potencial de un servicio que hoy nos asegura el bienestar, la igualdad y la democracia.

Vamos a peor de cabeza.