El Gobierno de Aragón llevará a cabo, a finales de semana, una serie de prospecciones en el Canal Imperial para comprobar el alcance de la invasión del mejillón cebra y el estado de conservación de las diferentes colonias de Margaritífera auricularia. Las aguas de esta infraestructura comenzaron a bajar ayer después de que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) efectuase el corte ya previsto en Gallur, destinado a realizar los trabajos habituales de mantenimiento y reparación de aquí hasta el 19 de noviembre. Tanto DGA como CHE aprovecharán esta bajada de nivel para estudiar la situación ecológica que presenta el canal.

Desde la CHE se explica que la lámina mínima de agua que se mantendrá durante estos días será de 50 centímetros como medida para proteger a la margaritona. Ayer al mediodía ya se había alcanzado este nivel en Grisén, por lo que los técnicos de ambas Administraciones y los Agentes de Protección de la Naturaleza (APN) comenzaron las labores de inspección ocular, así como el levantamiento de ataguías o pequeñas presas que desviarán el agua y facilitarán las prospecciones.

El director general de Medio Natural del Gobierno de Aragón, Alberto Contreras, se mostró expectante ante la posibilidad de que ya existan áreas del canal colonizadas por el mejillón. "Si es así, se eliminará y limpiará el Canal Imperial y se limitarán unas áreas críticas para la conservación de la margaritífera. También se definirán las áreas sensibles, que son aquellas en las que el mejillón puede agarrarse, y las áreas limpias de este molusco invasor".

SITUACIÓN CRÍTICA Aragón tiene una gran responsabilidad con la conservación de la Margaritífera auricularia, una especie que fue bastante común hace unos siglos pero que hoy está a punto de desaparecer del planeta. De hecho, el 80% de la población que sobrevive, unos 2.800 ejemplares, se localiza en el Canal Imperial de Aragón.

Y el mejillón cebra es uno de sus mayores peligros, ya que se adhieren a sus conchas tal cantidad de individuos que le impiden respirar y alimentarse, y al final, asfixian a la almeja y muere.

Esto ocurre tanto con la margaritífera como con el resto de náyades de agua dulce. Así, en el embalse de Mequinenza ya se han encontrado ejemplares sin vida de anodontas cuyas conchas estaban repletas de mejillones. Una imagen que se quiere evitar que ocurra en el Canal Imperial.

Medio Ambiente del Gobierno de Aragón está estudiando un proyecto para crear un hábitat artificial idóneo para las margaritonas dentro de un plan urgente de protección de las mismas, que hoy presentará a sindicatos y grupos ecologistas. "Ya hemos recibido una propuesta, cerca de Luceni", admitió Contreras. Se trataría de un lugar cercano al propio canal, con una especie de subcanales que sirvieran como centro de rescate para el molusco.

Los bivalvos tendrían un hábitat muy similar al del canal, ya que las aguas son las mismas. Sobre el emplazamiento, en un principio se estudió el barranco de la Muerte y también una ubicación cercana a Pla-Za. Alberto Contreras ha recibido ahora la oferta de una zona cercana a Luceni.