La vacuna contra el meningococo B, cuya llegada a las farmacias aragonesas y del resto del país estaba prevista para ayer, retrasa su llegada a las boticas debido a problemas con el almacén de distribución. La avalancha de pedidos procedentes de todo el territorio nacional y la adaptación del envase a la nueva disposición ha demorado la comercialización del antídoto, aunque desde el Colegio de Farmacéuticos de Zaragoza se aseguraba ayer que estará disponible desde hoy mismo.

La vacuna, que hasta ahora únicamente era de uso hospitalario, pasa a dispensarse en farmacias tras el permiso otorgado por el ministerio, aunque no gozará de financiación pública.

Con un precio de 115 euros y cuatro dosis --tres más una de recuerdo--, la vacuna contra la bacteria del meningococo B, causante del 82% de los casos de meningitis que se registran en España, beneficiará sobre todo a adolescentes y niños, que son los que sufren una mayor incidencia de la enfermedad, cuya mortalidad, a pesar de la mejora en los métodos diagnósticos y terapéuticos, continúa siendo alta, el 10%, y puede alcanzar el 40% en los casos de sepsis.

De los pacientes que sobreviven, el 20% presenta secuelas permanentes significativas, entre ellas, lesiones cerebrales, pérdida de la audición y amputaciones de extremidades, explicó el grupo de investigación farmacéutica GSK, creador y distribuidor de la vacuna.

Bexsero es la primera, y de momento única, vacuna autorizada por la Agencia Europea del Medicamento frente al meningococo B. Tras la presentación a la Agencia Española del Medicamento (Aemps) de nuevos datos de calidad y seguridad acumulados tras la distribución de más de 1,2 millones de dosis de la vacuna en todo el mundo, y el análisis de los mismos, la agencia decidió cambiar su clasificación de medicamento de uso hospitalario a medicamento de prescripción médica no restringida. Los primeros síntomas de la enfermedad son similares a los de la gripe u otras enfermedades víricas comunes: como fiebre, irritabilidad, rinitis aguda, cefaleas, pérdida de apetito, náuseas y vómitos, y de ahí la dificultad del diagnóstico.