La profusión de vídeos de zaragocismo en la red durante los últimos días ha terminado por confirmar definitivamente, también para quienes se negaban a creerlo, el regreso de la crisis a La Romareda. Al estilo del año pasado, los aficionados más apurados o abnegados tratan de recoger algunos de los momentos más emotivos de la historia del club, si acaso de los últimos años, para recuperar la atmósfera de amor hacia el equipo del león. La desinteresada acción tiene como objetivo allanar el camino hacia la salvación. Vuelve la hora de La Romareda, el estadio que cuando ruge es capaz de cambiar partidos, dinámicas, temporadas enteras. Vuelve el lunes, ante el Granada.

Como decía Poyet, "cuando ese estadio aprieta, te empuja, te olvidas del cansancio y es difícil que no ganes". Lo han contado muchos otros que han pisado el césped vistiendo la camiseta blanquilla, no es nada nuevo. Lo razonó también el último visitante a La Romareda, el Valencia, como una de las razones de no haber sumado los tres puntos. Así lo explicó Valverde, su técnico: "Cuando se quedaron con diez y parecía que lo tenían más difícil, apareció su afición para echarles una mano y empujarlos hasta el final del partido".

Esos últimos minutos parecieron un aperitivo, en un clima cimilar al que ya se vivió durante todo el tramo final de la pasada temporada. Tras la inesperada victoria ante el Villarreal en una lluviosa mañana de domingo recordada por la agapirada, el Zaragoza supo cimentar una estupenda racha apoyado en sus seguidores. Empató con Osasuna con desgracia final, ganó al Atlético en el descuento y tuteó al Barcelona. Esa tarde, en la que curiosamente fue la única derrota de sus últimas siete apariciones ante su hinchada, cambió la historia de la temporada.

Tras el 1-4 que dejaba el marcador sentenciado, La Romareda levantó sus distintivos de apoyo para cantar el himno y enarbolar el 'Sí se puede' ante la emoción de los jugadores zaragocistas y la admiración de los barcelonistas. Cesc, por ejemplo, elogió al público de La Romareda en su cuenta de Twitter poco después de acabar el partido. El Zaragoza, impulsado por su afición, ganó los cuatro últimos encuentros que jugó en casa, paso definitivo para la permanencia.

En un partido importante para el entrenador y para el futuro del equipo, el club estudia adoptar medidas para crear el ambiente idóneo en el estadio. Hoy comunicará su decisión, aunque se prevé que una de las disposiciones para las últimas jornadas sea facilitar dos entradas de cinco euros a cada abonado, una decisión habitual en las últimas temporadas. En todas ellas dio resultado, aunque se encontró con las lógicas quejas de algunos abonados al entender que los paganos acaban siendo ellos.