"Quitar a Bale es atacarme a mí", dijo Florentino Pérez a Carlo Ancelotti después de que este sustituyera al galés en Mestalla, en el partido en que acabó la racha victoriosa del Madrid el 4 de enero, a la vuelta del Mundialito. Desde entonces el presidente tenía decidido el despido del técnico italiano, que solo hubiese podido continuar su contrato en el caso de volver a ganar la Copa de Europa. No fue el caso. En junio, explicó a su directiva el motivo de su decisión. Insistió en el valor estratégico de Bale y les relató lo sucedido con el entrenador. ñUna vez le quitó, se lo reproché y no lo entendió. Desde entonces perdió mi confianza", comentó el dirigente.

Pérez no ha dejado de pensar que el futuro a medio plazo del Madrid pasa por rearmarlo en torno a la figura del galés, que en su opinión tiene que asumir el liderazgo que hasta ahora ha tenido Cristiano Ronaldo, aunque los desencuentros crecientes entre ambos le tienen en vilo. Sobre todo desde que el portugués tomara el camino de echarle encima a la afición, tendencia que se agudizó a partir de ese partido en Mestalla y sobre todo en el siguiente de Liga, contra el Espanyol en el Bernabéu, cuando Ronaldo, tras una ocasión fallada por el galés, sacó a relucir todo su muestrario gestual y verbal para quejarse de que no le hubiera dado el balón.

Bale ya no dejó de ser silbado en todo el partido cada vez que tocaba la pelota. Un episodio que el galés nunca logrará olvidar. Tampoco lo pretende porque entiende que Ronaldo no hará nada por variar una actitud que se volvió a repetir varias veces durante una temporada que acabó, al parecer, con una buena discusión entre ambos en el vestuario tras caer ante la Juve en la Champions. El terreno quedó más que abonado para que en el mismo trofeo Bernabéu, los pitos se reprodujeran tras fallar un pase a Ronaldo.

Benítez no empezó de la mejor manera su trabajo en el Madrid si ganarse la complicidad de Ronaldo era uno de sus objetivos. Su viaje a Cardiff en junio para visitar y arropar a Bale en vísperas del partido crucial que la selección británica tenía contra Bélgica fue entendido por Ronaldo como un primer paso del trato de favor que el entrenador iba a dispensar al galés. Florentino ya había vuelto a dejar claras sus intenciones. ñNunca escucharía una oferta por Gareth. Es un hombre fundamental".

El nuevo papel que Benítez le encomienda en el equipo y su buen arranque de la temporada, con dos goles y cinco asistencias en las tres primeras jornadas de Liga, parecen poner ante Bale al fin la mejor oportunidad para responder a la confianza de Pérez. En su segundo año no confirmó las buenas expectativas con que acabó el primero (22 goles, el de la final de Copa ante el Barça y el de la final de Champions ante el Atlético). "Es un gran paso jugar en mi posición favorita", afirmó en BT Sport. Su relación con Ronaldo parece irreconducible: no aguanta sus continuos reproches ni soporta que esté liberado de cualquier colaboración en defensa. "No son muchos los compañeros que tienen mi teléfono", admitió Bale en Cardiff. Aparte de Modric apenas se relaciona con los compañeros fuera de Valdebebas.