La policía vasca no se ha librado de la acusación que sistemáticamente realizan los etarras detenidos y que consiste en denunciar que, en dependencias policiales, son torturados para que delaten a sus compañeros. Quince guardias civiles han sido imputados recientemente por maltratar a dos miembros del comando que atentó contra la T-4 del Aeropuerto de Barajas.

Sin embargo, para demostrar la inocencia de sus miembros, la Ertzaintza --que presume de ser la pionera en Europa en poner en marcha un protocolo para los detenidos en régimen de incomunicación, que permite regular la actuación de los agentes y dejar constancia de cada detalle de la misma-- envió el viernes tanto a la fiscalía de la Audiencia Nacional como a la del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco toda la documentación y materiales relacionados con la detención del presunto miembro de ETA Manex Castro, que fue quien tras su arresto, el 1 de marzo, denunció haber recibido golpes, empujones y amenazas.