Es un hecho que existe una campaña permanente contra las organizaciones sindicales. Que si son decimonónicas, que si los liberados, que si no sabe qué. No se sabe qué porque las acusaciones son etéreas si no pienso en las barbaridades que sobre ellos predica la extrema derecha mediática. A propósito del éxito de la última huelga general creo que deben de quedar claras algunas cuestiones. 1) lo que es decimonónico es el liberalismo salvaje que trata de individualizar las relaciones laborales aumentando la desprotección de los trabajadores y aumentando en consecuencia la explotación de la mano de obra. 2) Lo que es decimonónico es reducir el papel del Estado a la defensa de la libertad de hacer negocios exclusivamente, haciendo desaparecer su faceta de Estado Social y regulador. 3) Los sindicatos tienen más afiliados que pagamos nuestras cuotas, que entre todos los partidos juntos. 4) Los sindicatos se presentan a unas elecciones cada cuatro años y por tanto tienen toda la legitimidad. 5) Son las organizaciones con más poder de convocatoria como acaban de demostrar haciendo que mucha gente apoye sus propuestas ¡perdiendo un día de salario! o saliendo a la calle. Y el que lo dude que trate de hacer lo mismo --convocar movilizaciones-- y luego echamos cuentas. 6) Son la última trinchera contra la barbarie que significa una sociedad dual en la que unos pocos tienen todo y otros muchos nada o casi nada. 7) Todo es perfectible, pero si no fuera por los sindicatos estaríamos muchísimo peor.