Había una pancarta el sábado en La Romareda que rezaba: "Somos zaragocistas, no gilipollas". Resume el mensaje que hay que lanzar a los dirigentes que dan la cara por el Zaragoza, ya que el propietario, Agapito Iglesias, se avergüenza y no tiene agallas para darla. Este equipo es muy malo, sin talento, sin calidad y sin saber cómo jugar. Ni es para disfrutar, ni es para ascender. Triste pero real. Es un equipo fruto de una economía de guerra, en la que nos ha metido el dueño. Lo dijo Paco Herrera en un arrebato de realidad: "Somos como el Racing el año pasado". Esa es la verdad. No mientan más.