El PSOE de Zaragoza se mueve entre aguas revueltas a solo cuatro días de las elecciones europeas en las que tanto se juega. El conflicto de las zonas verdes le ha estallado muy cerca de la cita con las urnas, en medio de una campaña que se le ha amargado completamente a la candidata aragonesa Inés Ayala y con unas tensiones internas y externas que le dejan desarmado. Sobre todo porque ayer quedó demostrado que nada es lo que parece cuando es el veredicto del ciudadano el que está en juego. Así, el Gobierno municipal es capaz de negociar en paralelo con la contrata mientras sostiene que no va a mediar, los trabajadores se quejan de que se les ignore mientras están puntualmente informados (¿por quién?), y FCC sigue sin arriesgar en la negociación oficial cuando la que le interesa, la oficiosa, ya se da por resuelta.

EL PSOE SÍ NEGOCIA: Nadie se explica por qué el enfrentamiento de los trabajadores de FCC y el Gobierno de la ciudad está tan enconado cuando la mediación que le reclaman son conscientes de que se está produciendo. Concretamente, esta misma semana, se produjo un encuentro de varias horas entre responsables de la contrata y la mano derecha de Jerónimo Blasco en Parques y Jardines. Fue en el interior de las oficinas ubicadas en el Parque Grande y, al parecer, eso motivó el avance, escaso, en la negociación con el comité de empresa, el ya olvidado 9,5% de rebaja salarial.

LA EMPRESA NO CEDE: La multinacional FCC no está por la labor de retroceder al ritmo que le exige el Gobierno municipal, condicionado por la cita electoral. Zanjar el conflicto hoy supondría un golpe de efecto a la campaña electoral, y ya podría haber un borrador de acuerdo. Ninguna de las dos partes interesadas en él van a desvelar el contenido del mismo, pero contando con que, públicamente, ni siquiera han admitido que se reúnen, es difícil que lo hagan.

Así, entre lo oficial y lo que se decide a puerta cerrada, juega con el calendario y sigue sin arriesgar en sus ofertas. Pero el tiempo corre y va deprisa.

PAPEL DE CHA E IU: Estar presente en la protesta de los jardineros a cuatro días de las elecciones siempre desprende un tufillo electoralista. El PSOE hace una lectura clara de lo ocurrido ayer: encadenarse junto a los trabajadores o prometerles medidas de presión, como hicieron CHA e IU, es para ellos llevar al debate político un conflicto laboral. Que venga de sus socios en el consistorio le da verosimilitud, por desmarcarse y ahondar en el mensaje de que no son lo mismo. El PP, mientras, crítico desde el principio, ni siquiera apareció por el Torreón Fortea. ¿Coherencia o falta de reflejos?