En las primeras semanas de la guerra civil española fueron detenidos el veterinario y un herrero de Calatayud. Manuel Lapeña Altabás, además del delegado de veterinaria en el municipio también era el fundador --o uno de los activistas destacados-- de la delegación sindical de la CNT en la zona. Fue fusilado por las autoridades el 14 de agosto de 1936 en el llamado barranco de La Bartolina. No consta juicio ni condena. Tampoco que hubiera participado en acciones violentas. Por su parte, su hermano Antonio Ramiro Lapeña Altabás, herrero y simpatizante del movimiento obrero, fue fusilado en las tapias del cementerio municipal el 20 de octubre tras permanecer huído varios meses. Tampoco hay una condena a muerte conforme a legislación.

En 1958 los restos que se encontraban en esa fosa común fueron trasladados a nueve columbarios, sin registros ni permisos, del recién levantado Valle de los Caídos, en el municipio de San Lorenzo de El Escorial, sobre el paraje de Cuelgamuros.

IDENTIFICADOS En noviembre del 2014 sus familiares iniciaron un proceso por la vía civil para reclamar que fueran identificados y exhumados. Ahora un juzgado de San Lorenzo del Escorial ha redactado un auto aceptando la reclamación al reconocer el derecho "a la digna sepultura" de ambos hermanos. En el texto, firmado por el magistrado Jose Manuel Delgado, se establece "la realización de las actuaciones pertinentes en el cementerio del Valle de los Caídos a los efectos de llevar a cabo la entrega de los restos cadavéricos de los hermanos a su familiar Purificación Lapeña Garrido tras la identificación positiva de los mismos, con el fin de darles digna sepultura".

Tal y como explica el abogado de la familia, Eduardo Ranz, cuando se produzca será el primer caso de exhumación judicial en el Valle de los Caídos, y el primer caso de exhumación por vía civil, en base al Expediente de Jurisdicción Voluntaria, en aplicación del articulado de la perpetua memoria. "Estamos ante un precedente cargado de justicia y reparación que permitirá enterrar a dos víctimas del franquismo donde la familia desee 57 años después de haber sido secuestrados y llevados junto al que sería su verdugo", explicó ayer. En la basílica ahora mismo están documentados más de 33.000 cuerpos y únicamente dos de ellos están identificados. El de Francisco Franco y el de José Antonio Primo de Rivera.

PATRIMONIO NACIONAL El auto judicial, sobre el que no cabe recurso, establece que, además de la identificación y entrega de los restos humanos, se procederá a la inscripción en el Registro Civil de las causas de la muerte de los dos hermanos. El principal escollo para el cumplimiento del auto es la identificación de los cuerpos en la basílica del Valle de los Caídos, propiedad de Patrimonio Nacional.

Fuentes del organismo, que no ha recibido todavía una notificación oficial de la exhumación, indicaron ayer que respetarán la decisión judicial cuando sea efectiva. El proceso para identificar los cuerpos, que presumiblemente se encuentran en un columbario de la tercera planta de la Cripta del Sepulcro, con otros ochenta asesinados (en nueve cajas) en Calatayud será similar al utilizado para buscar a Miguel de Cervantes en el convento de las Trinitarias de Madrid. El mal estado de las criptas y los informes técnicos desfavorables hacen que no se puedan avanzar plazos para la identificación definitiva.

La resolución se produce tras el archivo en vía penal, tanto del juzgado de instrucción, como de la Audiencia Provincial de Madrid, del Constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la solicitud de exhumación en el recinto.

La reconstrucción judicial del proceso de detención, asesinato y traslado de los dos hermanos anarquistas se ha establecido gracias a las declaraciones orales de sus familiares, especialmente a través del testimonio del padre de Purificación Lapeña (de 92 años). Entre los años 2010 y 2011 se procedió a la búsqueda de los cuerpos en el barranco de La Bartolina y se confirmó que habían sido trasladados.