La presión de buena parte de la comunidad educativa, de los rectores universitarios y de los gobiernos autonómicos --incluidos, como el de Aragón, los del PP-- no sirvió para doblegar, si acaso ligeramente, la voluntad de José Ignacio Wert respecto a los nuevos criterios para las becas concedidas por su ministerio. Como única conquista, le arrancaron una rebaja, del 6,5 al 5,5, como nota mínima para acceder a la gratuidad de la matrícula universitaria. Salvo otra concesión --bajar del 6 al 5,5 para acceder a una beca en Bachillerato--, el resto de ayudas fijará su umbral, como pretendía el polémico ministro, en una nota de 6,5.

Una decisión que no sentó nada bien en el seno de la Universidad de Zaragoza. Su vicerrector de Estudiantes, Fernando Zulaica, denunció que "no se resuelve el problema". Como ha venido haciendo el equipo de gobierno de la institución académica desde que se conocieron las intenciones de Wert, Zulaica insistió en que es un "retroceso", porque "se rompe el principio de igualdad". En Teruel, el rector, Manuel López, dijo a Aragón TV que "estamos hablando de que son unos estudiantes que van a ejercer el derecho a la formación superior, reconocido por ley, y que tienen unas dificultades económicas". "No veo por qué --añadió-- les tenemos que poner el aprobado más alto". López ya había sentenciado, días atrás, que el 5,5 es "mucho".

Más explícito, Zulaica comparó a Wert con un "trilero" y advirtió del descenso de perceptores de las becas que, ya desde el curso pasado, se ha producido en la Universidad de Zaragoza. "El aumento del 5 al 5,5 del 2012 provocó que de 5.900 becados por el ministerio se pasase a 5.300", apuntó. Por ello, estimó que, con el nuevo mínimo del 6,5 que se mantiene para la mayoría de ayudas, ese número "puede estimarse en unos 1.800 alumnos sin beca".

GASTOS ADICIONALES Parecida opinión suscitó el decreto ministerial entre los más directamente afectados. José Antonio Gadea, de Estudiantes en Defensa de la Universidad (EDU), señaló que "el sistema va a seguir expulsando a estudiantes" y, como el vicerrector, subrayó la existencia de "otros muchos gastos, adicionales a la matrícula, que supone estudiar en la universidad". Sobre todo, en un territorio como el aragonés, abundó Gadea, "con tanta dispersión geográfica".

A través de fuentes del Departamento de Educación, la DGA se limitó a recordar la postura expuesta en la última sectorial, ante la propuesta del ministerio, que se basa en una cuantía fija y en otra variable a repartir, mediante una enrevesada fórmula que tiene en cuenta la renta del solicitante, sus notas y también la de sus compañeros. El Pignatelli es partidario de las actuales notas de acceso a las becas y que, para la parte variable, "cuando haya igual nota impere la renta más baja, y a igual renta, la nota más alta".

Antes de solemnizar su decreto, que elevará hoy mismo al Consejo de Estado, José Ignacio Wert recibió a una representación de la Conferencia de Rectores de las 75 universidades españolas. No sirvió de mucho. Como tampoco han influido en exceso las casi dos semanas de polémica y críticas constantes que le han llovido desde todas las partes, incluido su propio feudo ideológico. Eso sí, el ministro aseguró que no tiene previsto volver a endurecer los requisitos el próximo año, si bien no descartó hacer "algún tipo de refinamiento" del sistema.

Terminó admitiendo que el decreto no está condicionado por la crisis económica y la "racionalización y optimización de los recursos". "Consideramos --subrayó-- que estos umbrales de rendimiento están más acordes con la reforma del sistema universitario que estamos preparando para mejorarlo".