La carretera de Garrapinillos presenta un elevado volumen de tráfico pesado debido a la existencia de empresas de construcción, que generan un flujo constante de camiones de gran tonelaje cargados de grava. El continuo paso de estos vehículos y la elevada velocidad a la que circulan los coches particulares por una vía en la que con dificultad pueden cruzarse unos y otros han sido los argumentos repetidos hasta la saciedad por las asociaciones de vecinos del barrio rural para exigir al Ayuntamiento de Zaragoza que agilizase la reforma. De hecho, las amenazas de cortes de tráfico por parte de los ciudadanos para hacer reaccionar a la Administración local han sido una constante durante los últimos años, aunque nunca han llegado a convertirse en realidad. El propio alcalde del barrio, Mariano Blasco, se ha mostrado en más de una ocasión partidario de respaldar a los ciudadanos de Garrapinillos y cortar la carretera para llamar la atención del consistorio.