Las escasas lluvias caídas en los últimos meses, acompañadas de las elevadas temperaturas de este invierno, la abundancia de días soleados y las intensas heladas han provocado que Aragón incremente el riesgo de incendios forestales. El efecto del hielo, del viento y de la baja humedad relativa, que ha alcanzado valores incluso por debajo del 15%, "es una inusual bajada de la humedad del combustible muerto que está alcanzando valores anómalos en los últimos días y más propios del verano", indica el Gobierno de Aragón. Por este motivo, el estado de la vegetación y de los combustibles muertos provoca que emitan una elevada cantidad de energía, lo que hace difícil controlar las quemas y provocan que sean frecuentes los incendios.