La casualidad ha querido que dos momentos históricos vinculados al tranvía de Zaragoza coincidan en la fecha en la que se producen. Casi exactamente, con 127 años de diferencia y el mismo lugar como escenario protagonista: la plaza de España. Faltan pocos días para que el Urbos 3 preste su primer servicio comercial hasta esta céntrica plaza, la puerta sur al Casco Histórico de la capital aragonesa y, retrocediendo en el tiempo, se puede recordar cómo se vivió aquel 19 de octubre de 1885 en el que el primer tranvía de tracción animal hacía su llegada a la entonces denominada plaza de la Constitución.

Se trataba de la línea Bajo Aragón-Constitución, el tercer ramal de una red que iba a contar con cinco más y una línea secundaria en uno de ellos. Cuentan las publicaciones existentes que se vivió el momento con una enorme expectación, coincidiendo con la inauguración de la II Exposición Aragonesa de Productos de la Agricultura, la Industria y las Artes, nada más finalizar las fiestas del Pilar y en medio de un clima de euforia ciudadana provocada por la reciente finalización de una epidemia de cólera que había azotado con dureza a la ciudad. Toda celebración contaba con una masiva afluencia de público.

Ahora quizá no exista esta euforia, dado el contexto de crisis económica actual, pero la ciudad lleva esperando este momento desde hace tiempo. El hecho de que el tranvía vuelva al centro de la ciudad es un paso importante de cara al futuro y existe mucha expectación. Quizá porque aquella plaza Constitución sigue siendo ese cruce de caminos que conecta con todos los barrios, o que el punto de referencia que fuera en el siglo XIX puede serlo en el XXI.

En 1885, la popular Cappa llegaba para unir la carretera de Alcañiz, donde muy cerca del final de línea se había construido el nuevo matadero municipal bajo la dirección del arquitecto Ricardo Magdalena, con la plaza Constitución. En el estreno fueron los protagonistas dos coches fabricados por The Falcon Engine Car Works, de 12 y 16 asientos. El Diario de Zaragoza relataba entonces que eran "parecidos a los Ripperts y Oliva" así como que "no dejan nada que desear por sus condiciones de comodidad y aspecto". Salvando las distancias, un discurso que el propio alcalde Juan Alberto Belloch ha utilizado alguna vez para referirse al Urbos 3. "Funcionan perfectamente, tanto en trayectos rectilíneos como en las curvas", añadía. Un año después había cuatro vehículos más, estos con 36 plazas.

Hay más similitudes con ese estreno. La fisionomía de aquella plaza Constitución es muy similar a la actual plaza de España, en cuanto a espacio para el peatón, aunque el tranvía pasaba más cerca de la entrada al Tubo y arribaba por el Coso, no por el paseo Independencia. También había obras, las del ramal de Torrero, y ahora siguen los trabajos hasta Parque Goya; y un mes después se decidió hacer los del Arrabal y Madrid. ¿Un presagio del futuro ramal a Delicias? A veces la casualidad es solo puntual.