El padre Florencio Garcés, párroco de Borja, mantuvo ayer un intenso careo en el Juzgado de Tarazona con los cinco miembros de una familia de etnia gitana con los que intercambió denuncias en relación con una supuesta apropiación de dinero y un posible delito sexual. Al cierre de esta decisión, la diligencia judicial aún no había terminado.

El sacerdote, que se encuentra en libertad con cargos, se halla imputado por un delito contra la libertad sexual y otro de apropiación indebida, agravada y continuada, por un importe de de 185.183 euros. A su vez, los otros cinco detenidos, pertenecientes a un clan conocido con el apodo de Zapato Veloz, están imputados por presunta extorsión y pertenencia a grupo criminal.

Según ha podido trascender de la investigación, Florencio Garcés, de 72 años, realiza una meritoria labor de ayuda a personas necesitadas que acuden a su domicilio, en la plaza principal de Borja, en busca tanto de dinero como de alimentos. Fue de esta forma como entró en contacto con los miembros de Zapato Veloz, que tienen un historial de pequeña delincuencia.

AYUDAS ECONÓMICAS

En el curso de esa relación, los sospechosos recibieron ayudas económicas del sacerdote, a quien, llegado un momento, trataron al parecer de extorsionar, suponiendo que manejaba grandes cantidades de dinero. Asimismo, según fuentes de la localidad, los miembros de Zapato Veloz realizaron, supuestamente, unas fotos de contenido sexual que amenazaron con dar a conocer. Estos hechos fueron objeto de un intercambio de denuncias que desataron las pesquisas hace varios meses y que ahora trata de esclarecer la justicia.

Asimismo, algunas fuentes apuntan a que el párroco, por su vinculación con organizaciones caritativas, tenía en su domicilio una elevada cantidad de dinero para ayudar a familias pobres. No faltan vecinos de Borja que no descartan que el sacerdote quizá recibiera importantes sumas procedentes de herencias y que él gestionaba en beneficio de los más necesitados.

La de ayer era la segunda vez que el párroco de Borja comparecía en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Tarazona ante su titular, Nieves Pérez, después de que el martes el ministerio fiscal solicitara nuevas diligencias en el caso.

El sacerdote acudió después de que el pasado domingo fuera puesto en libertad con cargos y sin fianza, dentro de la conocida como operación Espino de la Guardia Civil.

OPERACIÓN ESPINO

El martes pasaron a declarar ante la misma juez los otros cinco detenidos que, tras testificar durante una buena parte de la jornada, regresaron a los calabozos de la Guardia Civil después de que el ministerio fiscal pidiera que se practicaran nuevas diligencias sobre el asunto.

El sacerdote de Borja ha sido apartado cautelarmente de la actividad pastoral por el obispado de Tarazona, al que pertenece la parroquia de Borja, una de las más grandes de Zaragoza y ubicada en una localidad que adquirió fama internacional tras los retoques que una pintora local hizo al eccehomo, que se exhibe en una iglesia del pueblo.