Teodoro Ríos, el arquitecto mantenedor del Pilar y designado por el magistrado del Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza, Francisco Picazo, para peritar los sobrecostes de las naves de Autocity, ratificó ayer en el juzgado el informe en el que cuantifica las cantidades pagadas de más en hasta 16,7 millones de euros, un 107% más de lo que debieron costar. Aseguró que "no le cabe en la cabeza" que Plaza pagase 14 millones de euros (inicialmente) por una obra y ni detallase qué quería ni vigilase cómo se desarrollaban las obras. Y reiteró que la constructora Codesport disminuyó desde un principio la calidad de los trabajos, tanto en materiales como en infraestructuras.

Gran parte de las preguntas de los defensores de los imputados en el caso Naves --el dueño de Codesport, Agapito Iglesias; el exconsejero delegado de Plaza, Carlos Escó; el exgerente de la plataforma logística, Ricardo García Becerril y el director técnico de la obra, miguel Ángel Pérez-- se centraron en el carácter aparentemente valorativo de algunas partes del informe pericial. Sobre todo, aquella en la que decía que la falta de detalle de los pliegos técnicos era "probablemente deliberada".

Ríos defendió que es inconcebible que un propietario que quiere que le hagan una obra de 14 millones de euros "no detalle cómo quiere que se la hagan". Reiteró que los pliegos introducían "muy pocos elementos" de lo que se iba a construir, ni número ni tipo concreto de naves, y que faltaban "un montón de determinaciones de tipo técnico" que se dejaban para la posterior redacción de un proyecto por parte de la propia constructora.

Los letrados cuestionaron si un aumento del número de naves como el que se produjo podría justificar parte del sobreprecio, aunque esto no se reflejase, pero Ríos argumentó que el coste "puede ser el mismo" en función de los precios del mercado y que "no sería la primera vez que un contratista rebajara los precios para tener actividad".

El perito aseguró que no solo se basó en el testimonio del presidente de la comunidad de propietarios para constatar las deficiencias de algunos aspectos como la red de vertido de aguas residuales, sino que vio documentación y videos de las tuberías, además de sus visitas al lugar. En ellas pudo comprobar otras deficiencias o cambios respecto al proyecto original como el hormigón gris en lugar de blanco --de igual resistencia, pero más barato--, o las cúpulas de policarbonato, de las que "debería haber alguna y no se debió cobrar dos veces".

Ríos también definió el documento cero, como una "declaración de intenciones", ni un proyecto ni un pliego de condiciones ni un contrato, que el director técnico "no debió seguir".