El primero de los tres días habilitados para que las familias presenten la instancia que permita a sus hijos comer en el colegio en julio y agosto transcurrió con cierta calma. Las direcciones provinciales del IASS de las tres capitales de provincia registraron una buena afluencia de padres, aunque lejos de aglomeraciones. "Ha venido bastante gente, pero mucha a informarse porque no tenía muy claro a qué acudía", explicaron desde el centro de la capital aragonesa.

No fue el caso de Luna, que, informada por su centro, salió del IASS con "cierto alivio". Sus hijos, beneficiarios de la beca de comedor durate el curso escolar, también podrán hacer uso del servicio en verano. "Para mí es muy importante porque no tengo recursos y esto supone una satisfacción", aseguró.

Aunque el miedo también hizo acto de presencia en las instalaciones oficiales del organismo. Y es que "varias" familias acudieron presas de la incertidumbre acerca de si una posible renuncia a esta ayuda podría repercutir en la beca del curso. "Creen que, si dicen que no, les quitarán la beca de comedor y nada más lejos de la realidad", insistieron desde el IASS.

En los centros, por su parte, no hubo demasiado movimiento. "Las dificultades de estas familias con el idioma y la premura de tiempo ha hecho que apenas hayan venido padres a recabar información", indicó el director de un centro.