La voz de los vecinos de Santa Isabel estuvo representada por Encarna Nuez, de la asociación Río Gállego, quien defendió que ha sido "el barrio más perjudicado con la puesta en marcha del tranvía", que supuso la desaparición de la línea 45 y dejando solo a la 32 prestando servicio a los residentes. "Queremos recuperar lo que se nos ha arrebatado", expuso. Recordó a los concejales que la población se ha triplicado y en 20 años la oferta de movilidad es idéntica a la de 1992. Y tras dos reordenaciones de líneas en los últimos dos años, solo han recibido "parches", lamentó.