El todavía obispo de Logroño, Juan José Omella, nació hace 69 años en Cretas (Teruel). Estudió en el seminario de Zaragoza y en Centros de Formación de los Padres Blancos en Lovaina y Jerusalén y fue misionero en Zaire durante un año. Nada más en su currículo formativo. Entre 1990 y 1996 fue vicario episcopal en la diócesis de Zaragoza y en 1996 fue nombrado obispo auxiliar, con Elías Yanes como arzobispo. Tres años después, ocupó el obispado de Barbastro-Monzón. Entre el 2001 y el 2003 ejerció de administrador apostólico de Huesca y Jaca. El 6 de noviembre de 2014, la Santa Sede lo nombró miembro de la Congregación para los Obispos y desde 13 de marzo de 2014 es presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Quienes le conocen destacan de él su talante. Muestra de ello son sus últimas propuestas: crear un fondo de ayuda a los parados sin ingresos, que se nutriría en parte de las aportaciones de sacerdotes. Y ofrecer dos casas de la diócesis para acoger refugiados.